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tas consideraciones, mucho hubiera podido hacerse aun en
ese mismo sentido, á haber abrazado la idea todo el partido li­
beral en masa; pero mientras unos pensaban en la reforma
constitucional, y otros defendiendo la Carta en su integridad y
pureza , contradecían con su conducta la sinceridad de sus in­
tenciones; otros, que sobre ser en menor número eran los que
menos valían, entregábanse á los ensueños de un estado de
cosas imposible faltando dicha unanimidad, ó ya que esta no
fuese hacedera, el acuerdo del número mayor.
Ya á fines del año anterior habia habido, según hemos vis­
to, un cierto Mendialdúa que en Málaga quería proclamar la
República; pero aquella conspiración no merece un recuerdo
apenas, y pasó como si tal cosa. Este año fué el alarde mas
formal, proclamándose en la Fontana y en las sociedades patrió­
ticas de las provincias principios los mas avanzados, y en que
sin decir claramente que se queria la democracia pura, aspirá­
base á quitar al monarca la prerogaliva del veto; disparate de
los mas crasos cuando era aquel no mas que suspensivo, y
cuando aun en las mismas Repúblicas es tal vez elemento in­
dispensable de gobierno y conservación: dicho sea con el de­
bido respeto á los que acaban de presentar el proyecto de Cons­
titución que debe ulteriormente regir á la Francia republicana,
^e esta aspiración y exigencia podrá fácilmente inferirse cuanto
mas que de revolucionarios merecían el nombre de anarquistas
'os que de tal manera pensaban en la España del año 21. Eran
estos en su mayor parte los mas exagerados individuos de las
sociedades secretas, de las cuales seguían siendo eco una buena
Porción de oradores de las públicamente toleradas, cada vez mas
desnaturalizadas de su primera índole y objeto, acaso por la mis­
mas represión con que se aspiraba áabol irlas en lugar de re-