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AÑO 1*22, 329
nientos de las víctimas. Abandonado del favor popular, era
solo sensible al aplauso de su estúpida y feroz camarilla. La in­
surrección de Porlier, el levantamiento de Lacy y el grito re­
volucionario de Vidal, manifestaban bien claramente la dispo­
sición de los buenos patriotas á no soportar largo tiempo tan
íiera y degradante opresión. Fernando contestó con cadalsos
i aquellas desgraciadas tentativas; pero no tenia presente que
el martirio produce prosélitos, y que es mal sistema el del or­
den cuando tiene por base al verdugo. Vino al fin el 1.° de
enero de 1820; y enarbolada por Riego en las Cabezas de San
Juan la bandera de Constitución, vióse el rey precisado á ceder
pasados dos meses, aceptando á la fuerza un Código que la
tuerza tenia abolido. El primer resultado de aquel cambio fué
la libertad de las víctimas que gemian en los calabozos y en
los presidios. Don Francisco Mailinez de la Rosa continuaba
arrastrando en el suyo una existencia enfermiza y miserable,
cuando la nueva de la revolución, unida á la orden en virtud
déla cual se le abrían las puertas déla patria, vino á restituir­
le á la vida.... pero ¡cuan diferente y trocado! La retractación
qu; el poder absoluto tan en vano cxigia de él cuatro años an­
tes, el devorante clima del Peñón habia hasta cierto punto con­
seguido obtenerla. Hasta cieno punto, decimos, porque en me­
dio de su conversión hacia un orden de cosas quimérico, el se-
ñor Mar;inez era liberal todavía... pero liberal cuya fé se hallaba
amortiguada y sin brío; liberal espuesto á ceder al demonio po­
lítico de la tentación realista , liberal que empeñado en re­
correr la ondeante maroma donde acababa de sentar el primer
paso, podia cuando menos se apeícibiese perder el necesario
contrapeso, dando consigo y con su reputación la mas espan­
tosa caída. Jn vitium ducil culpas fuga, ele. etc.