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provincia, y Llauder cayó sobre Vera, y fué inútil la resistencia
que le opusieron los constitucionales, y obligóles á repasar
la frontera, librando al rey del primer temor que su presencia
en nuestro territorio habíale no en vano infundido.
Y Mina, viendo á sus compañeros desalojados de aquella
población, hubo de retirarse también, y costóle no poco trabajo
libertarse de sus perseguidores, y al fin pudo salvarse de
sus garras á costa de fatigas sin cuento , tornándose al suelo
francés por senderos inaccesibles.
Y la 'misma desgraciada fortuna tuvieron Gurrea y Plasencia
en los montes del alto Aragón al penetrar por la parte de
Plan con sus cuatrocientos valientes; y no fué mas feliz el
éxito de la invasión capitaneada por Brunet y Milans el hijo,
que con otros trescientos ó cuatrocientos, se abalanzaron á Cataluña,
internándose por la Junquera.
Y lo propio sucedió á San Miguel en los pocos dias que
estuvo en la frontera del Principado, y la misma é idéntica
suerte cupo á otras tentativas diversas que tuvieron lugar tras la
suya.
Y en Galicia hubo también movimiento, y púsose á su frente
Rodríguez con setenta hombres armados, y batido por las
tropas del rey, logró fugarse con solo cuatro de ellos, pereciendo
los demás que le seguían en el campo ó en el suplicio.
Y esa mala estrella constante que aquejaba á la insurrección
cuantas veces alzaba la frente en sentido constitucional,
era consecuencia en gran parte de la mencionada discordia
.entre los hombres que la dirigían, á par que del cansancio de
los pueblos fatigados hasta no mas con Jas pasadas agitaciones.
Y el vulgo será siempre vulgo, y la felicidad á sus ojos con-