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subditos de V. M.; y aunque en estos tiempos de degradación
general se estime la fuerza en mas que la razón y la justicia,
las Cortes no darán un paso que mancille en lo mas mínimo la
dignidad de su rey y de la nación.»
Desechadas las proposiciones del duque de una mane­
ra tan desesperada como digna de aquellas almas grandes,
grandes en aquellos momentos..... escepcion bella de la degra­
dación que con tanta razón lamentaban, último destello dé
luz en la noche que á toda prisa venia á encapotar otra
vez el puro cielo de la Libertad tornaron desde el 7
á redoblarse las hostilidades, y el castillo de Sancti-Petri
cayó el 20 en poder de los franceses con resistencia bastan­
te débil por parte de sus defensores. Todo caminaba á su fin:
Pamplona habia capitulado después de cinco meses de bloqueo
y siete dias de brecha abierta; en San Sebastian y Santo ña
no babia esperanza ninguna de poder levantarse el cerco; Qui­
roga habia en vano intentado sostenerse en Galicia , entregada
por Morillo al francés; Ballesteros nos habia vendido.... Zayas
mismo, el valiente Zayas, aun rechazando la capitulación de
este último como militar obediente á las órdenes del gobierno;
y aun sosteniéndose en calidad de tal dentro de los muros de
Málaga, la aprobaba como ciudadano y aun le habia prestado
su apoyo. ¿Qué pedia hacer Mina en Cataluña desde el lecho
en que se hallaba postrado , y reducido al solo territorio de
la capital bloqueada? ¿Qué Torrijos, qué López Baños, qué
San Miguel, qué el Empecinado...... qué otras escepciones
honrosas de los jefes de aquellos dias? En vano Riego, el
valiente Riego, tan grande en su cualidad desoldado como
pequeño bajo el punto de vista político, babia salido de Cá­
diz con el objeto de oponer un hombro al peso del edifi-