SÉ - DSpace CEU

ASO 1824. 543
necido, y entregar sus diplomas é insignias, y hacer lo mismo
con los papeles pertenecientes á la asociación, y aumentar por
consiguiente con sus noticias los materiales del libro verde, que
era lo que mas importaba. Y ese espontaneamiento de que ha­
blamos mandóse un poco mas adelante que se hiciese ante los
obispos, ó ante los delegados de estos; y la cosa, como se vé,
era hacer interminable la cadena de las delaciones recíprocas,
y acabar de sistematizar las proscripciones y ejecuciones.
Y también merece mención la acogida que á algunos libera­
les dispensó al emperador de Marruecos, y la negativa de éste á
entregarlos á los hombres de Fernando, mostrándose mas culto,
con ser bárbaro, y casi mas cristiano con ser moro, que el go­
bierno que los perseguía.
Y mientras esos hombres de sangre insistían en la estra-
dicion y en perseguir aun fuera de su patria á los pobres cons­
titucionales... los realistas apaleadores, y hasta los ladrones, que
es mas, eran públicamente indultados; y dígalo sino el real de­
creto del dia 1.° de julio, en que monseñor Calomarde eximia
de toda pena «á /05 que hubiesen cometido ESCESOS en las PER­
SONAS y BIENES délos liberales, escepluando ÚNICAMENTE los ase­
sinatos.»
Y nada digo del establecimiento de las llamadas Juntas de
la Fé, destinadas á hacer revivir de hecho los tribunales de la
Inquisición, como revivieron al fin, y no así como quiera no-
minalmente, sino de una manera efectiva, alzándose cadalsos
otra vez contra los herejes é incrédulos, y esto con ciencia y
paciencia del gobierno, que sin embargo de respetar la decidi­
da oposición del rey á la resurrección del Santo Oficio, dejaban
á los obispos á sus anchas parodiarlo cada cual ásu modo y como
mejor les placia.