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estilo del de el Alcorán , aunque solo con su burra Albo-
rac y privado enteramente de genio: y ese galán, ese pri­
mer tenor, ese regidor, ese profeta, es Calomarde, solo Ca-
lomarde, única y esclusivamente D. Francisco Tadeo Calo­
marde.
Y este beduino comprendió dos cosas: el odio inestinguible
del rey á los constitucionales caidos y á todo lo que fuese re­
formas, y su miedo cerval á los hombres de la exageración rea­
lista. Y fuéle útil tal descubrimiento, y esplotólo divinamente,
y viendo que el sistema del rey era contraponer unosá oíroslos
reformistas del absolutismo y los reaccionarios mas ternes, se­
cundóle en su pensamiento de reducir así á la impotencia á
cuantos le pudieran dañar, ya en el uno ya en el otro sentido.
Y esto era mientras el daño del rey estaba en relación con el
suyo, y si tal relación no existia, ya entonces variaba de rumbo.
Y solo así se esplica la conducta que en mas de una ocasión
observó coaligándose con la gente personificada en D. Carlos
en perjuicio evidente del rey; y solo así se comprende en otras
como siendo tan bárbaro y retrógrado cual esa gente podía
serlo, contentábase con mostrarse frailuno sin llegar hasta el
último punto del refinamiento jesuítico, ó con hacer alarde de
teócrata, sin por eso proclamar las hogueras de una manera de­
finitiva, siéndole como le era notoria la repugnancia que mos­
traba el rey á la resurrección de un rival tan temible á su tiranía
como debia serlo el Santo Oficio.
Y viniendo á los decretos de D. Tadeo , los primeros que
inauguraron su marcha redujéronse á un sin fin de nombra­
mientos paralas prebendas vacantes, ó que el declaró que lo es­
taban, confiriéndolas á los Druidas de mas intolerancia y fana­
tismo. Y otra de sus medidas primitivas fué dar al obispo de