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EL CONDE DE BRTJNETTI.
EL CONDE DE LAGARDE.
BIEDERMAN.
DE SCHEPELER.
EL CONDE BULGARI.
DE SARUBUY.
EL CONDE DE DORNATH.
ALDEVIER.
DE CASTRO.»
Si DO se supiera que los embajadores de las alias Potencias
estaban en su mayoría interesados en favorecer ios proyectos
de contrarevolucion, particularmente el de Francia conde de
Lagarde, que era entre todos quien mas uña y carne estaba
con S. M., este amenazador documento bastaría por sí solo á
probarlo. Bajo el pretesto de defender al rey, contra el cual
nadie se desmandó, traslucíanse en este papel los liberticidas
designios que animaban á sus gobiernos. Don Francisco Marlinez
de la Rosa contestó del modo siguiente:
«Son notorios los acontecimientos desagradables de estos últimos
dias, desde que una fuerza respetable, destinada especialmente
á la custodia de la sagrada persona de S. Jtf., salió sin
orden ninguna desús cuarteles, abandonó la capital y se situó
en el real Sitio del Pardo, á dos leguas de ella. Este inesperado
incidente colocó al gobierno en una posición tan difícil como singular:
la fuerza destinada á ejecutar las leyes sacudió el freno
de la subordinación y la obediencia, y militares destinados á conservar
el depósito de la sagrada persona del rey no solo le abandonaron,
sino que atrajeron la espectacion pública hacia el palacio
de S. M., por estar custodiado por sus compañeros de armas.
En tales circunstancias, conoció el gobierno que debia diri-