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del rey José, se habían aliviado una parle de los apuros de
la nación apelando á un medio inmoral, al menos en concepto
de muchos; pero quedaba en pié el gran confliclo de la deuda
contraída dentro de España y en Holanda, cuya hipoteca habia
desaparecido, por haber el gobierno de Fernando hecho volver
á sus antiguos usos los bienes destinados por las Cortes á ser­
virle de garantía, quedando asilos acreedores completamente!
desatendidos. Los vales reales, cuyo crédito' horriblemente decai-
do en los primeros años de la Guerra de la Independencia se ha­
bia levantado algún tanto por haberlos garantido las Cortes
con los bienes dé la Inquisición, volvieron de nuevo á caer por
tierra con la devolución de esos bienes al Santo Oficio resta­
blecido. Estábamos, pues,:,sin dinero,«y estábamos:sin crédito
también, no habiendo quien prestase al monarca un solo ma­
ravedí, á pesar de tener tantos amigos en las cortes absolutis­
tas. En situación tan desesperada, solo un genio fecundo en
recursos podia, reformando la Hacienda, impedir que el mal pro­
gresase , y como quiera que Don Martin de Garay disfrutase
la fama de tal, asióse la Camarilla;de él como el náufrago al
hierro candente,, elevándole al ministerio de aquel ramo el dia
23 de Diciembre en reemplazo de López Araujo, no obstante
ser el tal Don Martin tenido por liberal, como efectivamente lo
era, si bien de los mas moderados. Antes de esto, en 30 de
de Octubre, habia caido Ceballos para no levantarse ya mas, par­
tiendo desterrado á Santander* y de allí á la embajada deYi^t
na, reemplazándole en el ministerio de Estado un ser ni bien
del todo servil, ni bien del todo constitucional, de mas!mérito
nominal que efectivo , don José Garcia Pizarro. El ministerio de
Gracia y Justicia, vacante largo espacio de tiempo por haber
caido Moyano, y despachado interinamente por el que desera-
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