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OUU THUOS Y TROYANOS.
pública y las tocantes á beneficencia, adoptaron aquellas otras
varias relativas á la pacificación de nuestras posesiones ameri­
canas; pacificación imposible de conseguir, no basándola des­
de luego en el reconocimiento de su independencia. Así lo co­
noció la comisión encargada de examinar los medios que el go­
bierno proponía, y de aquí que los rechazase, indicando en su
lugar otros nuevos que tendían á admitir dicha base, para lo
cual debian enviarse comisionados que en aquellos recien
constituidos estados oyesen sus proposiciones. Varios dias
ocupó á la asamblea la discusión de tan interesante punto; pe­
ro nuestro adorado Fernando no queria resignarse á ceder su
título de Rey de las Indias, y el ministro de Ultramar anunció
en su nombre, que el gobierno aprobaba la partida de los tales
comisionados, con tal empero que sus facultades se limitasen á
la reconciliación, sin meterse en camisa de once varas por lo
que á lo demás atañía. Esto, como se vé, era lo mismo que re­
nunciar á la consecución de la buena y anhelada armonía, pues
claro estaba que los que de hecho acababan de romper tan enér­
gicamente todos sus lazos con la metrópoli, no habian de admi­
tirlos de derecho ni consentir en dependencia alguna, no hallán­
donos nosotros en el caso de podérsela imponer por las armas-
Todo lo habiamos perdido ya en aquellas apartadas comarcas,
no quedándonos un palmo de terreno que nos obedeciese