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i 14 TIHIOS Y TROYANOS.
lencio, prosiguió impertérrito no obstante, esperando que el Pue­
blo español respondiese á su llamamiento, sin inmutarse por la
tardanza. Para conseguirlo mejor, publicábanse proclamas y pa­
peles, y hasta se redactaba una Gacela, siendo sus principales es­
critores Galiano, fugado de Cádiz, y don Evaristo San Miguel,
cuyas prendas como militar estaban realzadas ya entonces con
las de una instrucción escogida y las dotes de literato. La toma
del arsenal de la Carraca, caido pocos dias después en poder de
las tropas pronunciadas, mejoró un tanto su posición, aumentando
el valor nunca perdido, y añadiendo un estímulo mas al siem­
pre ferviente entusiasmo.
Riego en tanto no podia estar quieto, aviniéndose mal con
su impaciencia una inmovilidad indefinida. Su ojo naturalmen­
te perspicaz le hizo conocer las ventajas de pasear fuera del cam­
pamento el pendón constitucional, y después de algunas cortas es-
pediciones en que puso nuevo sello á su arrojo, determinóse á
hacer otra mayor con dos mil combatientes escasos, llevándose
consigo á San Miguel y marchando la vuelta de Algeciras el dia
27 de enero. Acogido por sus moradores con aplauso nada du­
doso, trasladóse después á Gibraltar, sacando recursos de allí,
aunque no tantos como deseaba. Su intento principal era ga­
narse tropas de las que le eran hostiles, ó entrar en lid con
ellas y vencerlas; mas ni uno ni otro pudo hacer, teniendo en
consecuencia que volverse el 7 de febrero inmediato al punto
de que habia partido. Al hacerlo, se halló con que Freyre te­
nia acordonada la Isla y encerrado dentro á Quiroga, y no siendo
posible su unión con un gefe que por otra parte le era ya bas­
tante antipático, hubo de volver el pié atrás, atravesando el llano
de Taivilla al son de un himno que se compuso entonces para ha­
cer su nombre inmortal mientras haya patriotismo en España-