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dicionario pronunciados sin escepcion; mas luego supo que no
era así, y que habiendo cometido Quiroga el descuido de no
disponer en el primero y decisivo instante la sorpresa uno por
uno de los que no le habian secundado , se hallaba reducido á
escasa fuerza, siéndole así difícil sostenerse, y mas en una posición
tan falsa como era la en que se encontraba, malograda
la empresa de Cádiz. Alentada con esta consideración, confi­
rió al general Don Manuel FreflfeH
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nombrado
en esta obra, el mando de las tropas realistas, aceptándolo él
no muy á gusto por la desconfianza que tenia de muchos oficiales;
pero decidióse por fin, consiguiendo ponerse al frente
de trece ó catorce mil hombres, mientras las fuerzas de los levantados
HO llegaban á cinco mil, faltas de toda especie de recursos,
entre ellos los de metálico, no habiéndose acometido la
empresa sino con escasísimas sumas aprontadas por Don Olegario
de los Cuetos, Montero, Isturiz y Mendizabal.
Conociendo los constitucionales que mientras Cádiz no les perteneciese
era muy dudoso su triunfo, trataron otra vez seriamente
de apoderarse de aquella plaza, y en la noche del 24 de enero
rompió dentro una conspiración dirigida por el coronel Don Nicolás
de Santiago y Rotalde; mas desgraciada aquella tentativa des.
pues de presas las autoridades, consiguióse por fruto único redoblar
mas y masías cadenas que aherrojaban la población, ensañándose
los opresores en ella como en población enemiga,
padiendo no obstante salvarse Rotalde con algunos de los suyas,
escapándose al campo de Quiroga. Sublime era entretanto
el espectáculo que este campamento ofrecía. Amenazado
por todas partes de los mas inminentes peligros, con las tropas
de Freyre á la espalda, y á su frente una plaza inespugnable,
mientras el resto déla nación permanecía inmóvil y en SÍ-
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