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ministros si creian inmediato al enemigo, é incapaz de resistirle
la ciudad donde residia el rey con el Congreso, y la respuesta hubo
de ser confesar que se ignoraba dónde estaban los franceses y
los españoles encargados de hacerles frente, aunque sí se sabia de
cierto que los primeros habian adelantado hasta ponerse á po­
cos días de marcha de Sevilla, donde nadie podia estorbarles
la entrada. A nueva pregunta del mismo interrogante sobre si
creian en caso tan indispensable la inmediata traslación á Cá­
diz del gobierno, contestó el ministerio con la afirmativa. Estre­
chando Galiano á que se dijese si los. ministros creian que ne­
gándose el rey á salir no podian ellos permanecer en sus pues­
tos, y también si estaba ó no dispuesto el viaje, respondieron
que sí á lo primero,y que no á lo segundo. Ya entonces el dipu­
tado les rogó que no se mezclasen en la discusión, pues siendo
ministros del rey, solo en calidad de tales podian hablar en aquel
sitio. Volvióse en seguida Galiano al Congreso á hacer segunda
proposición y apoyarla. Dijo que era claro que no habia ministerio,
pues el existente habia perdido la confianza de S. M.; que en cir­
cunstancias ordinarias debia esperarse á que hubiese quien res­
pondiese de la conducta del monarca como su consejero; pero que
en aquella hora, apremiando el peligro, era forzoso obrar con me­
nos regularidad y sin rodeos, por lo cual pedia que al momento
enviasen las Cortes un mensaje al rey, suplicándole que sin de­
mora, en persona y con su familia, y acompañado de su go­
bierno y de las Cortes, se pusiese en camino para la isla ga­
ditana. Alguna oposición encontró esta propuesta; pero el de­
bate sobre ella fué breve, aprobándose por crecido número de
votos. Peligros contrarios, aunque de igual gravedad, amena­
zaban á los que sostenían las opuestas causas en aquel crítico
momento, pues enfurecidos los ardorosos liberales amenazaban