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da y dando al traste con la disciplina. Leyes de circunstancias
puramente, en las cuales por huir de un escollo, suele darse
en otros peores; pero leyes de las cuales la primera fué sucedi­
da de una amnistía á todos los facciosos prisioneros, brindan­
do á darla otras circunstancias después de la victoria alcanza­
da sobre la población de Salvatierra rebelada contra el gobier­
no, según anteriormente se ha dicho. Por desgracia los abso­
lutistas hacían menos caso de las medidas conciliadoras que de
las rigurosas y sangrientas, y así fué que reciente la amnistía,
volvió Merino á aparecer de nuevo con ciento sesenta secuaces
después de haber sido vencido por el inolvidable Empecinado,
cometiendo mil tropelías, y fusilando sin compasión junto al
convento de Arlanza un destacamento de tropa á quien consi­
guió sorprender. Las Cortes en esta ocasión acusaron al arzo­
bispo de Burgos y al obispo de Osma, como auxiliadores del
Cura, confirmándose por lo demás en que la enfermedad in­
surreccional no podia curarse con blandura, sino aplicando
las disposiciones que tan rígidas habian parecido. Otra de sus
medidas calificadas de revolucionarias, fué la tocante á los
señoríos, en la cual se pasóla raya en que las cortes de 1811
habian sabido pararse al tocar la misma materia. Estas en medio
de la abolición de los fueros jurisdiccionales que con tanta razón
se ha loado en nuestra primera jomada, habian respetado
bastante el derecho de propiedad; pero en 1821 hubo em­
peño en hacer sinónimas las palabras jurisdicción y dominio, y
creyendo interesar á los labradores en favor de la causa cons­
titucional , se interpretó y desnaturalizó la disposición dada en
Cádiz, aboliendo los derechos del dueño juntamente con los
del
señor. Calatrava, autor del proyecto, tuvo á su favor el apo­
ye- de los representantes americanos, y no obstante las buenas