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de la nueva y tremenda barabúnda que en distintos puntos se
armaba. Los revoltosos de la capital esperaban que las provin­
cias los vengasen de su derrota, y no se equivocaron en ver­
dad , pues sabido en ellas el triunfo alcanzado por el gobierno
sobre la malhadada procesión, resolvióse en diversas capitales
realizarla á despecho suyo, como así se verificó, añadiéndose
á esta demostración otra igualmente significativa, la de cele­
brar una fiesta el 24 del espresado octubre en obsequio del
santo de aquel dia, del glorioso arcángel Rafael, todo no mas
sino porque Riego llevaba su nombre bendito. Visto estaba el
empeño que habia en hacer la contra al gobierno, siendo lo
peor que esta vez era mas decidido y teuaz que el de la proce­
sión de Madrid. Los vencidos en la capital cobraron aliento con
esto, y llegado el dia 24, ó seamos mas exactos, su noche, re­
corrieron la población entonando el himno de Riego y cantando
el trágala trágala á Morillo y á San Martin, acompañándose
con instrumentos músicos, enarbolando antorchas encendidas,
y parándose delante de los edificios en que dichas autoridades,
moraban. Tal audacia hizo temer al gobierno que no se limita­
ba á la Corte la flamante demostración, y así era efectivamen­
te , habiéndose formado contra él una coalición formidable en­
tre todos los exaltados. La autoridad triunfó de los desórdenes
en algunas de las ciudades, tales como Granada y Zaragoza;
pero en otras sucedió lo contrario, distinguiéndose Cádiz, Se­
villa, Badajoz, la Coruña, Santiago, Valencia, Murcia, Carta­
gena y otras, en ponerles serio el hocico. Confederación tan for­
mal probaba á no dudar que la idea que presidia a) levanta­
miento era algo mas que una calaverada parecida á la de los
autores de la procesión consabida; y efectivamente era mas,
significando como significaba el aborrecimiento universa) con