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cío en obsequio de la tiranía, por el estilo del espresado. Vol­
viendo , empero, á la preñez real, repito que Chamorro y Tat-
tischeff temieron que Isabel siendo madre consiguiera conquis­
tar el ascendiente á que aspiraba en vano como esposa; pero
estaba escrito allá arriba que aquel parto hubiera de aguarse,
como sucedió con efecto, dando á luz la reina, no un principe
como el rey y la nación esperaban, sino una niña que al venir
al mundo el dia 21 de Agosto, realizó tristemente el refrán roa-
la noche y parir hija, siendo hembra el fruto anhelado, y tan
prolongado el martirio que el comadrón llamado al efecto hizo
sufrir á la infeliz doliente, que hubo en tal ocasión muchas
gentes que sospecharon del cirujano, y no ya de este precisa­
mente, sino de Fernando también, suponiéndole interesado en
volver al estado de viudo, merced á no sé qué lazo que la his­
toria llama de rosas, con que diz que le tenia ligado una cierta
deidad de Sacedon. Verdad es, como dice el mismo libro, que
para tales suposiciones no existia motivo fundado, y en efecto
no debía de haberlo, no obstante haberse aquellas esparcido por
todos los salones de la corte.
Aguóse, pues, el parto de la reina con solo no haber da­
do varón; y si á esto se añade la muerte de la princesa recien,
nacida, ocurrida el 9 de Enero de 1818, acabaremos de con­
vencernos de que lodo se conjuraba contra la reina y contra
la nación, no habiendo conseguido aquella ni esta que el mo­
narca variase de conducta, ó si queréis mejor, de afecciones,
dorante el brevísimo plazo en que tuvo el nombre de padre.
iHal empezaba por consiguiente el tal año 818. Ugarte y el
bailfo Tattistcheff habían sugerido á Fernando la idea de com­
prar algunos buques para la reconquista de América, y esto le
pareció bienal rey, careciendo como carecíamos de esenecesa-
Tono n. 6