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Y en esta nueva y terrible época, era reo de muerte ét''HS0.
dadano que lamentaba tales atrocidades, y por haberse lamentado
de ellas el librero D. Antonio Miyar en una carta que le
cogieron dirigida á un emigrado español, fué en abril colgado
en la horca, como es en Madrid bien sabido.
Y magistrado hubo que al ver esto, levantó su voz en la
Corte contra un rigor tan injustificable, y el rey le despojó de
la toga para que sus demás compañeros no le imitasen en abogar
por libreros que escribian epístolas en subversivo tono de
queja, desaprobando confidencialmente la marcha de un gobierno
cuyo lema no era al fin sino: sangre y mas sangre.
Y con ejemplar tan terrible, nada tiene de particular que
acusado en Madrid Juan Latorre de haber gritado viva la Libertad
en la tarde del 22 de marzo, fuese también llevado á la
horca en 27 del mismo mes ; ni que el 29 Je julio sucediese
igual contratiempo al desgraciado D. Tomas de la Chica, por
haberle encontrado en su casa unas tarjetas que diz que se parecían
á otras esparcidas anteriormente con ciertos subversivos
renglones.
Y el dia 20 del mes de agosto levantóse otra horca en Madrid
para D. José Torrecilla, y este honrado y valiente militar
no habia cometido otro delito que ser hermanó de otro Torrecilla
á quien la policía fué á prender en ocasión de encontrarse
ausente. Y no habiendo dado con él, ni dado con los papeles
que los esbirros buscaban en su casa, lleváronse á aquel en
rehenes, y pagó, á lo que parece, por su hermano, sin que todavía
se sepa si éste era delincuente tampoco. Y otros dicen
que este suplicio fué debido á haber Torrecilla proferido algunas
palabras que la justa irritación producida por*un arresto tan
inmotivado le hizo imprudentemente pronunciar; y como quiera