SÉ - DSpace CEU

tan atroces desacatos. En Fernando no hicieron mella aparen­
te, porque acostumbrado desde sus tiernos años á ser maltra­
tado y á guardar rencor acerbo, como que se complacia en ir
aumentando los tesoros de su saña vengativa para el dia de cu­
ya llegada nunca desesperó, en que le sirviesen de estremarse
de mil modos en el castigo desús contrarios insolente.*(IV»
Entretanto las tramas de Palacio, y los cstraordinarios en­
viados por los ministros á las provincias participando á las au­
toridades lo que acababa de suceder, produjeron en varios pun­
tos una muy regular algarabía. Una partida de absolutistas le­
vantada en las provincias vascongadas, interceptó el correo de
Francia cerca de la ciudad de Vitoria; y mientras la Coruña,
Logroño, Valladolid y otras poblaciones abrian sus sociedades
patrióticas recientemente cerradas con arreglo al decreto de las
Cortes, los liberales de Barcelona se adornaban por primera
vez con verdes cintas y el lema en ellas de Constitución ó muer­
te, en tanto que los de Cádiz obligaban á las autoridades á se­
parar de sus destinos á todos los empleados tachados de poco
afectos al Código, y los de la ciudad de Valencia, bramando
de furor contra Elío que proseguia preso en la ciudadela, obli­
gaban á su retrógado arzobispo á salir desterrado á Francia,
trasladándole á un barco desde un pueblo de aquella provincia,
donde le habia el gobierno confinado por haber representado
á las Cortes, disputándoles sus facultades respecto á reformar
'os conventos : todo esto contemporáneamente con el alzamien­
to del coronel Morales en Avila en favor del gobierno absoluto,
y con la tentativa de un motin ideado por Mendialdúa en Mála­
ga para establecer la república.
(1) Obra y tomo citados, capítulo III, pág. 129.