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¿Jo 1825.
A negros y á blancos..
Ya me entiende usted.
Y por lo demás, los ministros trataron de csplotar la ocasión
que su victoria sobre Bessieres les ofrecía para poner un coto al
diluvio de representaciones con que trataban de imponer al trono
los absolutistas armados y otros cuerpos realistas en masa; y
desde entonces cesaron éstas, y á las esposiciones sin fin en que
no acostumbraba á pedirse sino la Inquisición y el esterminío,
sucedieron numerosas pastorales por parle de los obispos en el
sentido de la reconciliación y del olvido de cosas pasadas,
no sin que al obrar de ese modo ejerciese en su mayoría mas
influjo que Zea y los suyos, el deseo de probar á Fernando su
inculpabilidad en la trama de que Bessieres habia sido víctima,
y en la cual, si hemos de creer noticias que no carecen de fun­
damento, estaban metidos de palas.
Y este fué otro nuevo relámpago que debia morir on breve,
como lo fué la Junta consultiva, nombrada el dia 13 de setiem­
bre con los fines de cordura y templanza y de reforma admi­
nistrativa á que se referia el decreto. Y para que no digáis que
me engaño, sabed que el 24 de octubre fué derribado Zea del
poder, y á Dios anuncios de moderación, viniendo á suceder
al caído el duque del Infantado. Y el lector conoce ya á este,
y es por tanto diligencia escusada reproducir aquí su retrato.
Y el golpe que dio al traste con Zea le vino de la gente apos­
tólica que acababa de ser vencida, y especialmente de Calo­
marde , coaligado con los obispos que acababan de predicar la
paz, y uña y carne con el infante D. Carlos para volver de nue­
vo á la senda emprendida por Saez y Aymerich en dias de ne­
fando recuerdo.