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El infierno de Gabriel_1

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<strong>Gabriel</strong>, añadió—: ¿Le traigo otra copa, señor Emerson?<br />

—Creo que estamos servidos, gracias —respondió él, con la<br />

mirada clavada en Julia mientras ella examinaba la caja, dándole<br />

vueltas.<br />

Al abrirla, encontró una tarjeta <strong>de</strong> visita y un bombón envuelto en<br />

papel metalizado dorado. En la tarjeta leyó:<br />

Brad Curtis, MBA<br />

Vicepresi<strong>de</strong>nte, Mercado <strong>de</strong> capitales<br />

Banco <strong>de</strong> Montreal<br />

Calle Bloor, oeste, n.º 55, 5.ª planta<br />

Toronto, Ontario<br />

Tel. 416-555-2525<br />

Al darle la vuelta, vio que había escrito una nota con una letra<br />

que <strong>de</strong>notaba confianza:<br />

Julia:<br />

Siento que hayamos empezado con mal pie.<br />

<strong>El</strong> chocolate me recuerda tus preciosos ojos.<br />

Brad<br />

Por favor, llámame: 416-555-1491<br />

<strong>El</strong>la le dio la vuelta a la tarjeta y sonrió. Brad bromeaba sobre el<br />

inci<strong>de</strong>nte, no pensaba que su timi<strong>de</strong>z fuera un obstáculo y no la había<br />

llamado «virgen» como si fuera una palabrota. Había elogiado sus ojos<br />

y le había hecho saber que le parecía atractiva.<br />

Con <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za, abrió el envoltorio y se metió el bombón en la<br />

boca. «Celestial.» ¿Cómo había sabido que le encantaba el chocolate<br />

caro? Tenía que ser el <strong>de</strong>stino. Cerró los ojos y pala<strong>de</strong>ó el sabor<br />

intenso, oscuro, pasándose la lengua por los labios para asegurarse<br />

<strong>de</strong> que no <strong>de</strong>sperdiciaba ni una pizca. Se le escapó un gemido<br />

involuntario.<br />

«¿Por qué no conocí a alguien así en mi primer año en Saint<br />

Joseph?»<br />

Mientras tanto, <strong>Gabriel</strong> se estaba mordiendo los nudillos <strong>de</strong> la<br />

mano <strong>de</strong>recha como un animal <strong>de</strong>squiciado. Una vez más, la visión <strong>de</strong><br />

la señorita Mitchell disfrutando <strong>de</strong> los pequeños placeres <strong>de</strong> la vida

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