05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

un principio moral que regía su comportamiento. Aún quedaba una<br />

línea que se negaba a cruzar.<br />

<strong>El</strong> profesor Emerson no seducía vírgenes. Nunca se acostaba<br />

con vírgenes, nunca, ni aunque acudieran a él voluntariamente. Nunca<br />

saciaba su sed con inocentes. Sólo se alimentaba <strong>de</strong> aquellas mujeres<br />

que ya lo habían probado y que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> conocerlo, seguían<br />

queriendo más. Y no iba a transgredir su último principio moral a<br />

cambio <strong>de</strong> una o dos horas <strong>de</strong> satisfacción lasciva con una <strong>de</strong>liciosa<br />

estudiante en su propio <strong>de</strong>spacho. Incluso un ángel caído tenía sus<br />

principios.<br />

<strong>Gabriel</strong> <strong>de</strong>jaría la virtud <strong>de</strong> Julia intacta. La <strong>de</strong>jaría como la había<br />

encontrado, un ángel ruboroso <strong>de</strong> ojos castaños, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> conejitos<br />

y acurrucada como un gato en su silla. Seguiría durmiendo<br />

imperturbable, serena, sin que nadie la besara, sin que nadie la<br />

molestara. Puso la mano en el pomo <strong>de</strong> la puerta y estaba a punto <strong>de</strong><br />

hacer girar la llave cuando oyó que ella se movía a su espalda.<br />

<strong>Gabriel</strong> suspiró y <strong>de</strong>jó caer la cabeza hacia a<strong>de</strong>lante. No había<br />

renunciado a una noche <strong>de</strong> placer con ella por odio, sino por amor. Por<br />

el bien que a veces añoraba y <strong>de</strong>seaba que formara parte <strong>de</strong> su vida.<br />

Y tal vez por el recuerdo <strong>de</strong> la persona que había sido antes <strong>de</strong> que el<br />

pecado y el vicio se apo<strong>de</strong>raran <strong>de</strong> él como un matorral <strong>de</strong> espinos,<br />

retorciéndose alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> su alma y ahogando sus virtu<strong>de</strong>s. Soltó el<br />

pomo e inspiró hondo. En<strong>de</strong>rezando los hombros, cerró los ojos,<br />

preguntándose qué iba a <strong>de</strong>cirle.<br />

Se volvió muy lentamente y vio que la señorita Mitchell gruñía y<br />

se estiraba. Parpa<strong>de</strong>ó y se cubrió la boca con la mano para bostezar.<br />

Al darse cuenta <strong>de</strong> que el profesor Emerson estaba junto a la<br />

puerta, abrió mucho los ojos, ahogó un grito y se levantó <strong>de</strong> golpe <strong>de</strong><br />

la silla, quedando aprisionada contra la pared. Verla encogida <strong>de</strong><br />

miedo por su presencia casi le rompió el corazón. (Lo que <strong>de</strong>mostraría<br />

que todavía tenía corazón.)<br />

—Chist, Julianne, sólo soy yo.<br />

<strong>Gabriel</strong> le mostró las palmas <strong>de</strong> las manos en señal <strong>de</strong> rendición<br />

y trató <strong>de</strong> sonreír.<br />

Julia estaba atónita. Había estado soñando con él instantes<br />

antes. Y ahora estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> ella, observándola. Se pellizcó el<br />

brazo. <strong>Gabriel</strong> seguía allí.<br />

«Mierda. Me ha pillado.»<br />

—Sólo soy yo, Julianne. ¿Estás bien?<br />

<strong>El</strong>la parpa<strong>de</strong>ó rápidamente y se frotó los ojos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!