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El infierno de Gabriel_1

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sus sueños y ahora tendría la primera vez que siempre había soñado.<br />

¡Y en Florencia, nada menos! Tenía muchas cosas por las que<br />

sentirse agra<strong>de</strong>cida, incluidas las perlas que llevaba al cuello. No le<br />

cabía ninguna duda <strong>de</strong> que Grace había <strong>de</strong>sempeñado un papel en<br />

todo lo que le estaba sucediendo, así que le susurró unas palabras <strong>de</strong><br />

agra<strong>de</strong>cimiento.<br />

Cuando hubo acabado <strong>de</strong> preparar las cazuelas <strong>de</strong> pollo, metió<br />

una en el horno y guardó la otra en el congelador <strong>de</strong>l sótano. Al abrirlo,<br />

la sorprendió encontrarse con un montón <strong>de</strong> comida preparada,<br />

guardada en fiambreras o envuelta en papel <strong>de</strong> plata. Muchas llevaban<br />

una notita <strong>de</strong> «Con amor, Deb».<br />

Julia ignoró su rechazo al verlas. Deb Lundy era una buena<br />

mujer y parecía cuidar bien <strong>de</strong> Tom, pero su hija Natalie era harina <strong>de</strong><br />

otro costal. Si Deb y Tom <strong>de</strong>cidieran irse a vivir juntos o, Dios no lo<br />

quisiera, casarse, las cosas se le pondrían muy difíciles a Julia para<br />

ver a su padre.<br />

Intentando no pensar en Deb y Natalie, se concentró en preparar<br />

el postre favorito <strong>de</strong> su padre: tarta <strong>de</strong> merengue <strong>de</strong> limón. Aunque la<br />

que le gustaba era la que servían en Kinfolks, ella quiso hacerle uno.<br />

Estaba metiéndola en el horno cuando sonó el teléfono. Tom<br />

respondió y empezó a mal<strong>de</strong>cir a gritos. Tras una breve conversación<br />

sobre lo que parecían temas relacionados con el trabajo, colgó el<br />

teléfono bruscamente y <strong>de</strong>sapareció en el piso <strong>de</strong> arriba. Al volver a<br />

bajar, llevaba puesto el uniforme.<br />

—Jules, tengo que irme.<br />

—¿Qué ha pasado?<br />

—Hay un incendio en la bolera. Los chicos ya están allí, pero<br />

creen que pue<strong>de</strong> haber sido provocado.<br />

—¿En Best Bowl? ¿Cómo...?<br />

—Eso es lo que voy a averiguar. No sé a qué hora volveré.<br />

—Casi en la puerta, se volvió—. Siento no quedarme a cenar. Tenía<br />

muchas ganas <strong>de</strong> probar lo que has preparado. Nos vemos luego.<br />

Julia lo miró por la ventana mientras salía marcha atrás con el<br />

coche y <strong>de</strong>saparecía. Sin duda, <strong>Gabriel</strong> estaría cenando con su<br />

familia; no era buena hora para llamarlo. Esperaría a que fueran las<br />

seis y media.<br />

Cuando la alarma <strong>de</strong>l reloj la avisó, sacó la tarta <strong>de</strong>l horno y<br />

aspiró su aroma, dulce y ácido a la vez. Mientras esperaba a que se<br />

enfriara, guardó el pollo a la Kiev en la nevera. Lo <strong>de</strong>jaría para el día<br />

siguiente. Esa noche cenaría un sándwich.

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