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El infierno de Gabriel_1

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durante su primera y fatídica entrevista, en setiembre. La silla estaba<br />

rota, hecha pedazos y esparcida por toda la alfombra persa.<br />

Los miró alternativamente a él y los trozos <strong>de</strong>l mueble.<br />

«Ha roto una silla. ¡Ha hecho pedazos una jodida silla metálica!»<br />

<strong>Gabriel</strong> abrió los ojos y, en sus profundida<strong>de</strong>s, Julia vio una<br />

calma extraña y amenazadora. <strong>El</strong> dragón estaba en su cueva y ella iba<br />

<strong>de</strong>sarmada.<br />

—Si fueras cualquier otra persona, ya te habría expulsado.<br />

Julia empezó a temblar en cuanto oyó su tono <strong>de</strong> voz. Era<br />

engañosamente suave y calmado, como la seda <strong>de</strong>slizándose sobre la<br />

piel. Pero, por <strong>de</strong>bajo, era duro y frío como el acero y el hielo.<br />

—Lo que acaba <strong>de</strong> pasar ha sido la exhibición <strong>de</strong><br />

comportamiento infantil más <strong>de</strong>sagradable que he tenido que<br />

presenciar. Tu falta <strong>de</strong> respeto es absolutamente inaceptable. Y no<br />

tengo palabras para expresar lo enfadado que estoy por lo que has<br />

dicho sobre Paulina. No vuelvas a hablar <strong>de</strong> ella nunca más. ¿Me<br />

explico?<br />

Julia tragó saliva para respon<strong>de</strong>r, pero no pudo hacerlo.<br />

—He preguntado si me explico —gruñó él.<br />

—Sí.<br />

—Me estoy controlando haciendo un gran esfuerzo. Te aconsejo<br />

que no me provoques. Y me gustaría que te <strong>de</strong>fendieras sola y no<br />

manipularas a Paul para que te rescate <strong>de</strong> tu propia estupi<strong>de</strong>z. Él ya<br />

tiene su ración <strong>de</strong> problemas<br />

Julia clavó la vista en la alfombra, evitando mirarlo a los ojos,<br />

que parecían brillar en la oscuridad.<br />

—Creo que querías que perdiera el control, que me enfadara y<br />

montara una escena para tener una excusa para salir corriendo.<br />

Querías que me comportara como todos los <strong>de</strong>más imbéciles que te<br />

han maltratado en la vida. Bueno, pues entérate, yo no soy un<br />

maltratador y no voy a comportarme como uno sólo para estar a la<br />

altura <strong>de</strong> lo que esperas.<br />

Julia miró <strong>de</strong> reojo hacia los restos <strong>de</strong> la silla —una buena silla<br />

sueca que no le había hecho daño a nadie en su corta vida— y luego<br />

volvió a mirar a <strong>El</strong> Profesor, pero no discutió.<br />

Él se pasó la lengua por los labios.<br />

—¿Todo esto te parece un juego? ¿Qué preten<strong>de</strong>s? ¿Quieres<br />

enfrentarnos como si Paul y yo fuéramos personajes <strong>de</strong> una obra <strong>de</strong><br />

Prokofiev? Él es Pedro y yo soy el lobo. ¿Qué eres tú? ¿<strong>El</strong> pato?<br />

Julia negó con la cabeza.

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