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El infierno de Gabriel_1

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—¿Julianne?<br />

Le apartó el pelo <strong>de</strong> la cara y le acarició la mejilla con el dorso <strong>de</strong><br />

los <strong>de</strong>dos.<br />

<strong>El</strong>la murmuró unas palabras ininteligibles. No se había<br />

<strong>de</strong>smayado, pero se apoyaba contra él como si no tuviera fuerzas para<br />

mantenerse en pie. <strong>Gabriel</strong> la sujetó para que no chocara contra la<br />

silla volcada o se cayera al suelo.<br />

—¿Estás bien?<br />

Trató <strong>de</strong> moverla para que se sentara en el suelo, pero ella se<br />

sujetó con más fuerza a su cuello, como si no quisiera soltarse. A él le<br />

gustó la sensación, así que la abrazó más fuerte y aspiró<br />

disimuladamente el olor <strong>de</strong> su pelo. Vainilla. <strong>El</strong> pequeño cuerpo <strong>de</strong> ella<br />

encajaba a la perfección contra el suyo, como si fueran<br />

complementarios. Era asombroso.<br />

—¿Qué ha pasado? —murmuró Julia contra el jersey <strong>de</strong> él, <strong>de</strong><br />

color ver<strong>de</strong> brillante, que hacía <strong>de</strong>stacar el azul <strong>de</strong> sus ojos.<br />

—No estoy seguro. Creo que te has mareado al levantarte <strong>de</strong><br />

golpe. Hace <strong>de</strong>masiado calor aquí <strong>de</strong>ntro.<br />

<strong>El</strong>la le <strong>de</strong>dicó una sonrisa tan dulce que el corazón <strong>de</strong> <strong>Gabriel</strong> se<br />

<strong>de</strong>rritió.<br />

Deseaba besarlo, <strong>de</strong>sesperadamente. Estaba cerca, muy cerca.<br />

Si se acercaba un poco más, aquellos labios serían suyos... <strong>de</strong> nuevo.<br />

Sus ojos la miraban con cali<strong>de</strong>z y estaba siendo tan amable con ella...<br />

<strong>Gabriel</strong> empezó a apartarse centímetro a centímetro,<br />

asegurándose <strong>de</strong> que no se iba a caer. Cuando vio que se aguantaba<br />

sola, la sentó <strong>de</strong>licadamente sobre la mesa antes <strong>de</strong> en<strong>de</strong>rezar la silla.<br />

Luego se acercó a la puerta y se recolocó la pajarita.<br />

—No me importa que uses el <strong>de</strong>spacho. No me importa en<br />

absoluto. Sólo es que me ha sorprendido encontrarte aquí. Me alegro<br />

<strong>de</strong> que a Paul se le ocurriera <strong>de</strong>jarte la llave. No pasa nada. —<strong>Gabriel</strong><br />

sonrió para tranquilizarla, al ver que se había agarrado a la mesa con<br />

fuerza—. He venido a buscar un libro que le <strong>de</strong>jé —añadió, levantando<br />

el libro en cuestión.<br />

Moviéndose lentamente, Julia se levantó <strong>de</strong> la mesa y empezó a<br />

recoger los libros y los papeles esparcidos por el suelo.<br />

—¿Has quedado con Paul más tar<strong>de</strong>?<br />

—No. Ha ido a una conferencia para graduados en Princeton.<br />

Mañana tiene una presentación.<br />

Julia levantó la cabeza y al ver que <strong>Gabriel</strong> seguía sonriendo, se<br />

relajó. Un poquito.

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