05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Julia no es <strong>de</strong>l tipo <strong>de</strong> personas que odian a los <strong>de</strong>más. Es<br />

<strong>de</strong>masiado indulgente. Si <strong>de</strong> verdad te odia, probablemente te lo<br />

mereces. Pero tienes razón. No acepta caridad. Sólo en ocasiones<br />

muy especiales me <strong>de</strong>ja que le compre algo.<br />

—Dile que son regalos <strong>de</strong> Navidad atrasados. O que son <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> Grace.<br />

Ambos hermanos intercambiaron una elocuente mirada.<br />

—De la única persona que Julia aceptaba caridad era <strong>de</strong> mamá<br />

—dijo Rachel con los ojos llenos <strong>de</strong> lágrimas—. Era como una madre<br />

para ella.<br />

<strong>Gabriel</strong> se le acercó rápidamente y la abrazó para consolarla.<br />

En el fondo, sabía que al intentar convencer a su hermana <strong>de</strong><br />

que le comprara cosas bonitas a Julia estaba buscando indulgencia.<br />

Comprando una bula para un pecado que aún no había cometido.<br />

Nunca le había pasado nada parecido con ninguna otra mujer. Pero no<br />

quería pensar en ello, no serviría <strong>de</strong> nada.<br />

Sabía que vivía en el Infierno y lo aceptaba. No solía quejarse,<br />

pero para ser sincero, tenía que admitir que <strong>de</strong>seaba escapar <strong>de</strong> allí<br />

<strong>de</strong>sesperadamente. Por <strong>de</strong>sgracia, no tenía a un Virgilio ni a una<br />

Beatriz que fueran a buscarlo. Sus oraciones no recibían respuesta y<br />

sus intentos <strong>de</strong> reformarse siempre se veían frustrados por una cosa u<br />

otra. Casi siempre por alguna rubia <strong>de</strong> pelo largo, con zapatos <strong>de</strong><br />

tacón, que le arañaba la espalda mientras gritaba su nombre una y<br />

otra vez. Y otra. Y otra.<br />

En su actual estado <strong>de</strong> ánimo, la mejor manera que se le ocurría<br />

<strong>de</strong> gastarse el dinero manchado <strong>de</strong> sangre <strong>de</strong> su padre era un ángel<br />

<strong>de</strong> ojos castaños. Un ángel que no se podía permitir un apartamento<br />

con cocina y cuyos pétalos se abrirían un poco si su mejor amiga le<br />

regalaba un vestido bonito y unos zapatos nuevos.<br />

<strong>Gabriel</strong> quería hacer mucho más que comprarle una cartera,<br />

pero nunca admitiría que lo que <strong>de</strong>seaba en realidad era verla sonreír.<br />

Mientras los hermanos discutían sobre penitencia, perdón y<br />

ridículas abominaciones que hacían las veces <strong>de</strong> mochila, Paul<br />

esperaba a Julia en la entrada <strong>de</strong> la biblioteca Robarts, la más gran<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>l campus <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Toronto. Aunque Julia sólo lo<br />

sospechaba, durante el corto tiempo que había pasado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se<br />

conocieron, Paul le había cogido mucho cariño a su compañera <strong>de</strong><br />

clase.<br />

Era muy sociable y tenía muchos amigos, gran parte <strong>de</strong> los

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!