05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Tu Beatriz<br />

Apoyó la nota en la copa que había usado para servir el zumo <strong>de</strong><br />

naranja. No quería <strong>de</strong>spertarlo todavía, así que metió la ban<strong>de</strong>ja<br />

entera, con el cóctel y todo, en el gran frigorífico, que estaba casi<br />

vacío. Luego se apoyó en la puerta <strong>de</strong> la nevera y suspiró.<br />

Toc, toc, toc.<br />

Su rutina <strong>de</strong> diosa doméstica se vio interrumpida por alguien que<br />

llamaba a la puerta.<br />

«Mierda. No me digas que ha venido. No pue<strong>de</strong> ser.»<br />

Al principio no supo qué hacer. ¿Sería preferible esperar a que<br />

Paulina abriera con su propia llave? ¿Y si volvía a la cama y se<br />

escondía entre los brazos <strong>de</strong> <strong>Gabriel</strong>? Tras un par <strong>de</strong> minutos, su<br />

curiosidad pudo más y se dirigió <strong>de</strong> puntillas a la puerta.<br />

«Oh, dioses <strong>de</strong> las estudiantes <strong>de</strong> tesis que acaban <strong>de</strong> reunirse<br />

con su alma gemela tras seis puñeteros años <strong>de</strong> separación, no<br />

permitáis que la —futura— ex amante <strong>de</strong> mi amor lo fastidie todo. Por<br />

favor.»<br />

Julia respiró hondo y miró por la mirilla. <strong>El</strong> rellano estaba<br />

<strong>de</strong>sierto. Con el rabillo <strong>de</strong>l ojo vio algo en el suelo. Abrió la puerta con<br />

precaución y sacó la mano, respirando aliviada al encontrar un<br />

ejemplar <strong>de</strong> The Globe and Mail.<br />

Con una sonrisa <strong>de</strong> alivio porque su reunión con <strong>Gabriel</strong> no<br />

había terminado arruinada por una ex amante, recogió el periódico y<br />

cerró la puerta. Sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> sonreír, se sirvió un vaso <strong>de</strong> zumo <strong>de</strong><br />

naranja y se acomodó en la butaca <strong>de</strong> terciopelo rojo <strong>de</strong> enfrente <strong>de</strong> la<br />

chimenea, con los pies apoyados en la otomana tapizada a juego y<br />

suspiró satisfecha.<br />

Si dos semanas atrás, cuando estuvo allí <strong>de</strong> visita con Rachel, le<br />

hubieran preguntado si creía que estaría en esa casa un domingo por<br />

la mañana, habría dicho que no. No lo habría creído posible, ni<br />

siquiera con la santa intercesión <strong>de</strong> Grace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cielo. Pero ahora<br />

que estaba allí se sentía muy feliz.<br />

Se dispuso a disfrutar <strong>de</strong> una mañana <strong>de</strong> domingo a base <strong>de</strong><br />

zumo <strong>de</strong> naranja y periódico matutino. Una mañana así se merecía un<br />

poco <strong>de</strong> música. Se <strong>de</strong>cantó por música cubana, más específicamente<br />

por Buena Vista Social Club. Mientras escuchaba la canción Pueblo<br />

Nuevo en el iPod, hojeó la sección <strong>de</strong> arte <strong>de</strong>l periódico y vio que<br />

pronto se inauguraría una exposición sobre arte florentino en el Royal<br />

Ontario Museum. Era un préstamo <strong>de</strong> la galería <strong>de</strong> los Uffizi. Tal vez a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!