05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Crees que Rachel aprobaría esa excursión?<br />

—No.<br />

—¿Y yo? ¿Crees que a mí me apetece?<br />

Julia apartó la vista y no respondió.<br />

—¿Por qué tendría que ir a mirar a otras mujeres cuando la<br />

mujer más hermosa <strong>de</strong>l mundo comparte mi cama cada noche?<br />

—insistió él, dándole un beso muy dulce—. La única mujer a la que<br />

quiero ver <strong>de</strong>snuda es a ti.<br />

<strong>El</strong>la se echó a reír.<br />

—¿Qué te había preguntado? Ya no me acuerdo.<br />

<strong>Gabriel</strong> sonrió.<br />

—Bien. Ven aquí.<br />

Más tar<strong>de</strong>, esa noche, cuando la casa estaba a oscuras y todo el<br />

mundo ya se había acostado, Julia volvió a colarse en la habitación <strong>de</strong><br />

él, con un sencillo camisón azul. <strong>Gabriel</strong> estaba sentado en la cama,<br />

con las rodillas dobladas, leyendo. No llevaba la parte <strong>de</strong> arriba <strong>de</strong>l<br />

pijama y se había puesto las gafas.<br />

—Hola —la saludó sonriendo y <strong>de</strong>jó <strong>El</strong> fin <strong>de</strong> la aventura en la<br />

mesilla <strong>de</strong> noche—. Estás preciosa.<br />

Apoyando las muletas en la pared, Julia se tocó el camisón<br />

agra<strong>de</strong>cida.<br />

—Gracias por ir a buscar mis cosas a casa <strong>de</strong> mi padre.<br />

—De nada. —<strong>Gabriel</strong> le ofreció la mano y ella se acurrucó a su<br />

lado.<br />

Al besarla, se dio cuenta <strong>de</strong> que seguía llevando el pañuelo <strong>de</strong><br />

Hermès.<br />

—¿Por qué no te lo has quitado? —le preguntó, tirando <strong>de</strong> los<br />

extremos.<br />

Julia bajó la vista.<br />

—No quiero que tengas que ver la señal.<br />

Él le levantó la barbilla.<br />

—No tienes que escon<strong>de</strong>rme nada.<br />

—Es fea. Y no quiero recordártelo a todas horas.<br />

<strong>Gabriel</strong> la miró fijamente mientras le quitaba el pañuelo. Tiró con<br />

mucha suavidad, haciéndole cosquillas en la nuca hasta que lo tuvo en<br />

la mano. <strong>El</strong> contacto <strong>de</strong> la seda sobre su piel, acompañado por la<br />

intensidad <strong>de</strong> su mirada, hizo que Julia se estremeciera. Tras <strong>de</strong>jar el<br />

pañuelo en la mesilla <strong>de</strong> noche, él le besó la marca repetidamente.<br />

—Los dos tenemos cicatrices, Julianne. Pero las mías no están a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!