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El infierno de Gabriel_1

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Le bajó la cremallera lentamente, sin apartar los ojos <strong>de</strong> ella.<br />

Luego le <strong>de</strong>slizó el vestido <strong>de</strong> seda por los hombros hasta que cayó al<br />

suelo. Al hacerlo, produjo un sonido que a Julia le recordó un suspiro,<br />

como si el vestido también hubiera sido seducido por <strong>Gabriel</strong>.<br />

Se quedó vestida con una mini combinación <strong>de</strong> raso color marfil,<br />

que <strong>de</strong>jaba al <strong>de</strong>scubierto las ligas que le sujetaban las medias<br />

negras. <strong>Gabriel</strong> ahogó una exclamación al verla. Parecía un ángel. Un<br />

ángel <strong>de</strong> ojos castaños, con el cabello recogido. Su pelo oscuro<br />

contrastaba con su piel blanca <strong>de</strong>l mismo modo que el marfil <strong>de</strong> la<br />

combinación lo hacía con el negro <strong>de</strong> las medias. Era una<br />

yuxtaposición <strong>de</strong> virtud y eros.<br />

<strong>Gabriel</strong> alargó la mano para tocarle una <strong>de</strong> las ligas con un <strong>de</strong>do.<br />

—Esto sí que no me lo esperaba.<br />

Julia se ruborizó.<br />

—Ya sé que no te gusta el negro, pero es que no esperaba que<br />

me vieras así. Pensaba cambiarme.<br />

—Eh —<strong>Gabriel</strong> le levantó la barbilla y le acarició la mejilla<br />

ruborizada—, estás impresionante. Y nunca he dicho que no me guste<br />

el negro. Pero si prefieres cambiarte, te esperaré.<br />

Él la estaba mirando expectante. Julia negó con la cabeza. Ya<br />

había esperado bastante. Le recorrió el pecho con las manos antes <strong>de</strong><br />

tirarle <strong>de</strong> la corbata. Mientras lo besaba apasionadamente, le <strong>de</strong>shizo<br />

el nudo y le <strong>de</strong>slizó la seda sensualmente por la nuca antes <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarla<br />

caer al suelo. Luego le <strong>de</strong>sabrochó los botones <strong>de</strong> la camisa y se la<br />

quitó sin muchas ceremonias, igual que la camiseta, que fue a parar al<br />

montón <strong>de</strong> ropa que crecía en el suelo. <strong>Gabriel</strong> permaneció quieto<br />

ante ella, medio <strong>de</strong>snudo, mientras Julia le besaba el torso y le<br />

ro<strong>de</strong>aba la espalda con los brazos.<br />

—Siento tu corazón latir.<br />

—Por ti —replicó él, con los ojos ardientes.<br />

<strong>El</strong>la sonrió mientras le acariciaba los abdominales y la cintura.<br />

Tenía la piel cálida, mucho más cálida que la suya, y muy tentadora.<br />

Se puso un poco nerviosa mientras le <strong>de</strong>sabrochaba el cinturón y los<br />

pantalones. Al notarlo, <strong>Gabriel</strong> le cubrió las manos con las suyas y la<br />

ayudó. Cuando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong> los zapatos y los calcetines, se<br />

quedó <strong>de</strong> pie frente a ella, vestido sólo con los bóxers, Julia contuvo el<br />

aliento. Cuando él asintió, le <strong>de</strong>slizó los calzoncillos hacia abajo y dio<br />

un paso atrás para admirarlo.<br />

Pasándose la lengua por los labios, sonrió. Una amplia sonrisa.<br />

<strong>Gabriel</strong> era espléndido.

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