05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ota. —Con estas palabras, su amiga se marchó.<br />

Julia se acercó a la escalera, pero entonces oyó un ruido que<br />

venía <strong>de</strong> la cocina, por lo que se dirigió a esa parte <strong>de</strong> la casa. La<br />

puerta trasera estaba abierta y vio que había alguien sentado en el<br />

porche, llevándose una botella <strong>de</strong> cerveza a los labios. Tenía una<br />

abundante mata <strong>de</strong> pelo castaño, que brillaba a la luz <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer. Lo<br />

reconoció por las fotos que tenía Rachel.<br />

Sin pensarlo dos veces, salió <strong>de</strong> la casa y se sentó cerca <strong>de</strong> él,<br />

en una tumbona <strong>de</strong> jardín, abrazándose las rodillas y apoyando la<br />

barbilla en ellas.<br />

<strong>Gabriel</strong> la ignoró.<br />

Julia lo examinó a conciencia, grabándose su imagen a fuego en<br />

la memoria. En persona era todavía más guapo. Tenía los ojos azules<br />

inyectados en sangre, pero aun así resultaban impresionantes y<br />

contrastaban vivamente con sus cejas oscuras. Resiguió el ángulo <strong>de</strong><br />

sus pómulos, <strong>de</strong> su nariz, noble y recta, y <strong>de</strong> su mandíbula cuadrada.<br />

Se fijó en la barba <strong>de</strong> dos o tres días que le oscurecía la piel y casi le<br />

ocultaba un hoyuelo. Finalmente, clavó la vista en sus labios,<br />

observando la forma y grosor <strong>de</strong>l labio inferior antes <strong>de</strong> darse cuenta<br />

<strong>de</strong> los moratones.<br />

Tenía sangre en la mano <strong>de</strong>recha y un car<strong>de</strong>nal en la mejilla<br />

izquierda. <strong>El</strong> puño <strong>de</strong> Scott lo había alcanzado, pero<br />

sorpren<strong>de</strong>ntemente, <strong>Gabriel</strong> no había perdido el conocimiento.<br />

—Llegas tar<strong>de</strong> para la sesión <strong>de</strong> las seis. Ha acabado hace<br />

media hora.<br />

Su voz era suave, casi tan agradable como sus rasgos. Por un<br />

instante, Julia pensó cómo sería oír esa voz pronunciando su nombre.<br />

Se estremeció.<br />

—Aquí hay una manta —le ofreció él, señalando una manta <strong>de</strong><br />

lana a cuadros escoceses que tenía junto a la ca<strong>de</strong>ra. Sin levantar la<br />

vista, dio unos golpecitos a la prenda.<br />

Julia lo miró con <strong>de</strong>sconfianza. Cuando se convenció <strong>de</strong> que ya<br />

no era peligroso, se acercó y se sentó en un taburete, aunque todavía<br />

manteniendo cierta distancia. Se preguntó si sería rápido corriendo. Y<br />

luego se preguntó si ella podría correr más rápido si la persiguiera.<br />

<strong>Gabriel</strong> le dio la manta.<br />

—Gracias —murmuró Julia, cubriéndose los hombros con ella.<br />

Lo miró <strong>de</strong> reojo. Era bastante alto y se lo veía encogido en la<br />

silla Adirondack <strong>de</strong> jardín. La cazadora <strong>de</strong> cuero negro hacía que sus<br />

hombros parecieran más anchos. La llevaba <strong>de</strong>sabrochada y Julia vio

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!