05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Eso no pasará nunca, Richard.<br />

—Eso nunca se sabe. —Alargando una mano, le dio un cariñoso<br />

apretón en el antebrazo—. Grace nunca se rindió. No te rindas tú.<br />

Sabes que ella te amaba y que ahora mismo <strong>de</strong>be <strong>de</strong> estar<br />

encendiendo velas y rezando por ti. Sólo que un poco más cerca <strong>de</strong> la<br />

fuente original.<br />

Por un instante, sus ojos se encontraron. Por un instante, tanto<br />

los <strong>de</strong> color zafiro como los <strong>de</strong> color gris se hume<strong>de</strong>cieron.<br />

«Reza también por mí, Grace. ¿Cómo voy a vivir sin ti?», pensó<br />

Richard.<br />

Los dos hombres siguieron lanzando anillos <strong>de</strong> humo por el<br />

porche, saboreando en silencio el whisky y los recuerdos.<br />

Cuando <strong>de</strong>cidieron que era hora <strong>de</strong> acostarse, todos subieron la<br />

escalera por parejas, como los animales <strong>de</strong>l arca.<br />

<strong>Gabriel</strong> agarró ligeramente a Julia, para que fueran los últimos<br />

en subir. Cuando todos hubieron <strong>de</strong>saparecido en sus respectivas<br />

habitaciones, se plantó frente a su puerta, observándola a ella con<br />

voracidad. Julia, nerviosa <strong>de</strong> repente, no podía <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> mirarse los<br />

pies.<br />

Acercándose, <strong>Gabriel</strong> le <strong>de</strong>sabrochó un botón <strong>de</strong> la blusa y le<br />

acarició la marca que le había <strong>de</strong>jado hacía un rato.<br />

—Lo siento —dijo.<br />

Julia mantuvo la cabeza baja.<br />

—Julianne, mírame —le pidió preocupado, alzándole la barbilla<br />

con un <strong>de</strong>do—. No pretendía marcarte. Sé que no me perteneces,<br />

pero aunque fueras mía, encontraría una manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrárselo al<br />

mundo que no fuera <strong>de</strong>jando tu preciosa piel <strong>de</strong> color rojo o morado.<br />

Los ojos <strong>de</strong> ella se llenaron <strong>de</strong> lágrimas. Por supuesto que era<br />

suya. Lo había sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que, a los diecisiete años, le dio la mano<br />

aquella noche y lo siguió al bosque.<br />

—Espera un momento. —<strong>Gabriel</strong> <strong>de</strong>sapareció en su habitación y<br />

regresó con un jersey <strong>de</strong> cachemira <strong>de</strong> color ver<strong>de</strong> que a Julia le<br />

resultaba muy familiar—. Toma, es para ti.<br />

<strong>El</strong>la cogió el jersey, pero lo miró sin compren<strong>de</strong>r.<br />

—No quiero que pases frío. Es para nuestro paseo por el<br />

bosque.<br />

—Gracias. ¿No te hará falta?<br />

Él sonrió.<br />

—Tengo más. Y me gusta saber que algo mío estará cerca <strong>de</strong> ti.<br />

Si por mí fuera, lo llevarías puesto todo el fin <strong>de</strong> semana.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!