05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—La salvaste, <strong>Gabriel</strong>. Y me acabas <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que querías al<br />

bebé. No querías que muriera.<br />

Él se encogió, pero ella no lo soltó.<br />

—No eres un asesino. Fue un trágico acci<strong>de</strong>nte.<br />

—No lo entien<strong>de</strong>s —replicó él, con apatía—. Soy igual que<br />

Simon. Él te usó y yo la usé a ella. Hice algo peor que usarla. La traté<br />

como si fuera un juguete. Le di drogas cuando <strong>de</strong>bería haber estado<br />

cuidándola. ¿Qué clase <strong>de</strong> <strong>de</strong>monio soy?<br />

—No te pareces en nada a Simon —exclamó Julia con los<br />

dientes apretados—. Él no se arrepiente <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> lo que me hizo. Si<br />

pudiera, volvería a hacer lo mismo. O algo peor.<br />

Respiró hondo y contuvo el aire, que fue expulsando poco a<br />

poco.<br />

—<strong>Gabriel</strong>, has cometido errores y has hecho cosas terribles,<br />

pero te has arrepentido. Llevas años pagando por tus errores. ¿No<br />

crees que eso es importante?<br />

—Ni todo el oro <strong>de</strong>l mundo pue<strong>de</strong> compensar la pérdida <strong>de</strong> una<br />

vida.<br />

—Una vida que tú no arrebataste —replicó ella, con los ojos<br />

encendidos.<br />

Él hundió la cara entre las manos. No era ésa la reacción que<br />

había esperado.<br />

«¿Por qué sigue aquí? ¿Por qué no me ha abandonado<br />

todavía?»<br />

Julia dio un paso atrás, sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> observarlo. Las oleadas <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>sesperación que brotaban <strong>de</strong> <strong>Gabriel</strong> eran casi visibles. Se <strong>de</strong>vanó<br />

los sesos buscando la manera <strong>de</strong> alcanzarlo, <strong>de</strong> llegar a su corazón.<br />

—¿Conoces Los miserables, <strong>de</strong> Victor Hugo?<br />

—Por supuesto —murmuró él—. ¿Qué tiene que ver con todo<br />

esto?<br />

—<strong>El</strong> héroe <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> pecar y hace penitencia. Cuida <strong>de</strong> una niña<br />

como si fuera su hija. Pero durante todo ese tiempo, un policía no <strong>de</strong>ja<br />

<strong>de</strong> perseguirlo, convencido <strong>de</strong> que no se ha reformado. ¿No preferirías<br />

ser el hombre que hace penitencia en vez <strong>de</strong>l policía?<br />

<strong>Gabriel</strong> no respondió.<br />

—Porque eso es lo que estás diciendo. Que no pue<strong>de</strong>s darte<br />

permiso para ser feliz. Que no pue<strong>de</strong>s darte permiso para tener hijos.<br />

Crees que has perdido el alma, <strong>Gabriel</strong>, pero ¿qué me dices <strong>de</strong> la<br />

re<strong>de</strong>nción? ¿Y <strong>de</strong>l perdón?<br />

—No los merezco.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!