05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

disposición una y otra vez. Y otra, y otra, ad infinítum, hasta que estés<br />

cansada <strong>de</strong> los dos. Y totalmente, felizmente saciada.<br />

Julia tragó saliva. No fue fácil.<br />

Él la besó en la frente y <strong>de</strong>jó el café en la mesa auxiliar para<br />

po<strong>de</strong>r abrazarla.<br />

—Gracias por quedarte.<br />

—Te quiero, <strong>Gabriel</strong>. Vas a tener que aceptar que no voy a irme<br />

a ninguna parte.<br />

Como respuesta, él la abrazó, pero guardó silencio.<br />

—Y no tienes que conquistarme con tus proezas sexuales. Ya<br />

me has conquistado —susurró Julia—. Tu mejor cualidad está en tu<br />

corazón, no en otras partes <strong>de</strong> tu cuerpo. Tu corazón fue el culpable<br />

<strong>de</strong> que me enamorara <strong>de</strong> ti.<br />

Guardó silencio durante tanto rato, que ella pensó que se había<br />

disgustado. O sentido insultado.<br />

«Supongo que no es muy pru<strong>de</strong>nte poner en duda las proezas<br />

sexuales <strong>de</strong> un futuro amante antes <strong>de</strong> haber tenido la oportunidad <strong>de</strong><br />

probarlas.» Abrió la boca para disculparse, pero él la interrumpió<br />

levantando la mano.<br />

La besó con <strong>de</strong>cisión, con la boca cerrada, antes <strong>de</strong> empezar a<br />

tirar <strong>de</strong> su labio inferior, a juguetear con su lengua y a acariciarla con<br />

la suya.<br />

Cuando <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> besarla, la abrazó y le susurró al oído:<br />

—Me <strong>de</strong>sarmas. No puedo ocultarte nada. Eres la única persona<br />

que me sigue queriendo a pesar <strong>de</strong> todos mis <strong>de</strong>fectos. Sólo tú, mi<br />

amor.<br />

Julia se había dado cuenta <strong>de</strong> que <strong>Gabriel</strong> usaba la sexualidad<br />

como un escudo para protegerse <strong>de</strong>l amor y <strong>de</strong> la auténtica intimidad.<br />

Su confesión no hizo más que confirmar lo solo que <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> haberse<br />

sentido los últimos años. Solo como cuando su madre lo había<br />

ignorado o durante la difícil adaptación a ser un niño adoptado. Si a<br />

toda esa soledad le añadía el dolor por la muerte <strong>de</strong> Maia, el resultado<br />

era tan <strong>de</strong>sgarrador que, aunque trató <strong>de</strong> no llorar, no lo logró.<br />

—Chist, no llores —susurró <strong>Gabriel</strong>, secándole las lágrimas y<br />

besándola en la frente—. Te quiero. No llores por mí.<br />

<strong>El</strong>la se acurrucó en sus brazos y trató <strong>de</strong> reprimir las lágrimas. Él<br />

le acarició la espalda suavemente. Cuando se hubo calmado, Julia<br />

dijo:<br />

—Te amo, <strong>Gabriel</strong>. Y creo firmemente que Grace estaría muy<br />

orgullosa <strong>de</strong> ti.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!