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El infierno de Gabriel_1

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—Por supuesto. Aunque <strong>de</strong>bo <strong>de</strong>cir que me sentía bastante feliz<br />

ayer por la noche, mientras me besabas —bromeó ella, dándole un<br />

beso suave, que él le <strong>de</strong>volvió con entusiasmo.<br />

—¿No estás enfadada?<br />

—<strong>Gabriel</strong>, eres un caballero y merece la pena esperar por ti.<br />

¿Qué clase <strong>de</strong> mujer sería si te montara una escena porque <strong>de</strong>cidiste<br />

parar? Si la situación hubiera sido al revés, habría confiado en que lo<br />

aceptaras sin enfadarte.<br />

Él frunció el cejo.<br />

—Por supuesto. Siempre pue<strong>de</strong>s <strong>de</strong>cirme que pare y no me<br />

enfadaré.<br />

—Bueno, pues lo que vale para el ganso vale para la gansa.<br />

—Ah, así que ahora soy un ganso.<br />

—Mejor un ganso que un viejo ver<strong>de</strong>.<br />

—Ah, no, por favor —le suplicó él—. Bromas con la edad, no. Ya<br />

me cuesta bastante acostumbrarme a nuestra diferencia.<br />

<strong>El</strong>la se echó la coleta hacia atrás.<br />

—Nuestras almas <strong>de</strong>ben <strong>de</strong> tener la misma edad y, en cualquier<br />

caso, ¿quién lleva la cuenta?<br />

<strong>Gabriel</strong> le dio un tironcito <strong>de</strong> pelo.<br />

—Eres increíble. Eres inteligente, divertida y, qué <strong>de</strong>monios,<br />

preciosa. Anoche, mientras te besaba los pechos... —Le colocó una<br />

mano reverentemente sobre el corazón—. Rivalizas en belleza con la<br />

musa <strong>de</strong> Botticelli.<br />

—¿De Botticelli?<br />

—¿No te has dado cuenta <strong>de</strong> que en muchas <strong>de</strong> sus obras<br />

aparece la misma mujer? La he elegido como tema para la conferencia<br />

en los Uffizi.<br />

Julia le sonrió con dulzura. Imitando su gesto, le colocó la mano<br />

sobre el corazón.<br />

—Me muero <strong>de</strong> ganas.<br />

—Yo también —replicó él, con voz ronca.<br />

Después <strong>de</strong> una ducha solitaria, a Julia le costó bastante<br />

convencer a <strong>Gabriel</strong> para que la <strong>de</strong>jara ir <strong>de</strong> compras sola. Finalmente,<br />

tuvo que <strong>de</strong>cirle que quería comprar lencería para que se rindiera.<br />

—Prométeme que te quedarás conmigo hasta que salgamos <strong>de</strong><br />

viaje.<br />

—Tengo que hacer las maletas. Lo tengo todo en mi<br />

apartamento.<br />

—Cuando acabes <strong>de</strong> comprar, dile al taxista que te lleve a casa,

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