05.09.2019 Views

El infierno de Gabriel_1

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Gabriel</strong> frunció mucho el cejo. Sus cejas se juntaron como nubes<br />

<strong>de</strong> tormenta.<br />

—¿A qué hora has comido?<br />

—A las doce.<br />

—De eso hace ya casi once horas. ¿Qué has comido?<br />

—Un perrito caliente <strong>de</strong>l carrito <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la biblioteca.<br />

Él maldijo en silencio.<br />

—No pue<strong>de</strong>s alimentarte a base <strong>de</strong> comida basura. Y no me<br />

gusta que comas carne cocinada en la calle. Me prometiste que si<br />

pasabas hambre me lo dirías. Te has <strong>de</strong>smayado <strong>de</strong> hambre.<br />

<strong>Gabriel</strong> miró la hora en su Rolex Day-Date <strong>de</strong> oro blanco.<br />

—Es <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para llevarte a comer un filete. <strong>El</strong> Harbour<br />

Sixty ya está cerrado. Pero po<strong>de</strong>mos ir a cenar a otro sitio. Yo estaba<br />

concentrado preparando mi conferencia y tampoco he cenado.<br />

—¿Seguro?<br />

—Señorita Mitchell, no soy un hombre que lance invitaciones a la<br />

ligera. Si te invito a cenar es porque estoy seguro. ¿Me acompañas o<br />

no?<br />

—No voy vestida para ir a cenar, aunque muchas gracias<br />

—respondió ella, con suavidad pero con firmeza, arqueando una ceja.<br />

Había superado ya la sorpresa <strong>de</strong> encontrarlo allí y estaba<br />

totalmente <strong>de</strong>spierta e indignada por su actitud.<br />

<strong>Gabriel</strong> la examinó <strong>de</strong> arriba abajo lentamente, admirando su<br />

figura, pero su mirada cambió al llegar a las zapatillas <strong>de</strong>portivas.<br />

Odiaba que las mujeres se pusieran zapatillas <strong>de</strong>portivas. Les<br />

quitaban trabajo a los podólogos, puesto que <strong>de</strong> ese modo evitaban<br />

lucir los pies. Consciente <strong>de</strong>l absurdo rumbo <strong>de</strong> sus pensamientos, se<br />

aclaró la garganta.<br />

—Vas perfecta. Creo que el color <strong>de</strong> la blusa hace <strong>de</strong>stacar el<br />

rubor natural <strong>de</strong> tu piel y el jaspeado color caramelo <strong>de</strong> tus ojos. De<br />

hecho, estás muy guapa.<br />

«¿Tengo los ojos jaspeados color caramelo? ¿Des<strong>de</strong> cuándo?<br />

¿Y en qué momento se ha dado cuenta?»<br />

—Hay un sitio cerca <strong>de</strong> mi casa al que suelo ir entre semana,<br />

cuando se me hace tar<strong>de</strong>. Te invito a tomar algo allí y así po<strong>de</strong>mos<br />

hablar <strong>de</strong> tu proyecto. De manera informal, por supuesto. ¿Qué te<br />

parece?<br />

—Gracias, profesor.<br />

Ambos se miraron y sonrieron con timi<strong>de</strong>z.<br />

<strong>Gabriel</strong> aguardó pacientemente a que ella acabara <strong>de</strong> <strong>de</strong>jarlo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!