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El infierno de Gabriel_1

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Tenía el teléfono apagado. Es <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Ya estoy aquí.<br />

No tienes motivos para estar celoso. Cuando acabe la cena me<br />

iré a casa contigo.<br />

Me tendrás en tu cama hasta mañana, J.<br />

Volvió a guardar el teléfono, rezando para que <strong>Gabriel</strong> no se<br />

enfadara <strong>de</strong>masiado.<br />

«Oh, dioses <strong>de</strong> los —rellenar con el término que mejor <strong>de</strong>fina<br />

nuestra relación— celosos y <strong>de</strong>masiado protectores, no permitáis que<br />

monte una escena. No <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sus colegas.»<br />

Por <strong>de</strong>sgracia para Julia y para quien le estaba enviando un<br />

mensaje en ese momento, el maletín ahogó el sonido.<br />

En los siguientes veinte minutos, los invitados acabaron <strong>de</strong><br />

llegar. La profesora Leaming y algún otro académico se sentaron al<br />

lado <strong>de</strong> Paul. En el extremo opuesto, <strong>Gabriel</strong> se había sentado entre el<br />

profesor Martin y la profesora Singer.<br />

Al verlos, Julia empezó a beber su sangría con <strong>de</strong>masiado<br />

entusiasmo. Esperaba que el alcohol la ayudara a tolerar mejor la<br />

tensión que crepitaba en la sala. La bebida, con mucha fruta, estaba<br />

buenísima.<br />

—¿Tienes frío? —preguntó Paul, señalando la pashmina que<br />

seguía llevando enroscada al cuello, con un estilo muy chic.<br />

—La verdad es que no —reconoció ella, quitándosela y<br />

<strong>de</strong>jándola encima <strong>de</strong>l maletín.<br />

Paul apartó la vista con educación cuando la pálida y <strong>de</strong>licada<br />

piel <strong>de</strong> Julia quedó al <strong>de</strong>scubierto. Su compañera era hermosa y su<br />

cuerpo, aunque menudo, poseía unos pechos generosos que le<br />

hacían un escote bonito y proporcionado.<br />

En cuanto se hubo quitado la pashmina, un par <strong>de</strong> celosos ojos<br />

azules la observaron con avi<strong>de</strong>z antes <strong>de</strong> apartarse rápidamente.<br />

—Paul, ¿qué pasó con la profesora Singer? —preguntó Julia en<br />

voz baja, ocultando la boca tras la copa.<br />

Él miró disimuladamente a Singer, que estaba <strong>de</strong>masiado<br />

pegada a Emerson. Vio que éste apartaba la silla imperceptiblemente<br />

como respuesta, pero ella volvió a acercarse sin darse por enterada.<br />

Julia no lo vio.<br />

—Emerson y ella estuvieron liados. Bueno, parece que todavía<br />

lo están. —Se echó a reír disimuladamente—. Parece que ya hemos<br />

resuelto el misterio <strong>de</strong>l buen humor <strong>de</strong> <strong>El</strong> Profesor.<br />

Julia abrió mucho los ojos y sintió un vahído.

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