La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
les son ajenos y que inciten a los honestos trabajadores a desobedecerlo. El gobierno<br />
los reprimirá sin contemplación 23 . ¡Que se den por notificados!»<br />
Este discurso fue acogido con extrema reserva.<br />
Después de la reunión, los obreros me rodearon, excitados e indignados, ya que<br />
habían comprendido el desafío de Shliapnikov.<br />
«Su discurso –decían- ha sido hábil, pero falso. Para nosotros no hay situación<br />
privilegiada. Tal interpretación desnaturaliza nuestro pensamiento. El gobierno debe<br />
consentir a los obreros y campesinos que actúen libremente en todo el país. Entonces<br />
verá que todo se reorganizará de acuerdo con todos y para satisfacción de todos. Y el<br />
gobierno tendrá menos preocupaciones, menos trabajo y menos explicaciones que<br />
dar.»<br />
En el fondo, siempre eran las dos concepciones que chocaban en un caso típico: la<br />
gubernamental-estatista y la social libertaria, cada una con sus argumentos y sus<br />
razones.<br />
<strong>La</strong> indignación de los obreros se produjo por las amenazas dirigidas contra ellos y<br />
los anarquistas.<br />
«Un gobierno socialista debería recurrir a otros métodos para exponer la verdad»,<br />
decían.<br />
En resumen, no se hacían la menor ilusión sobre el resultado del conflicto. Y, en<br />
efecto, algunas semanas después, la usina fue clausurada y despedidos los obreros, sin<br />
que fuera posible su resistencia por las preocupaciones de fuerza tomadas por el<br />
gobierno obrero contra los obreros.<br />
Otro episodio:<br />
En el verano de 1918, después de una permanencia en el frente de la revolución<br />
contra la invasión alemana en Ucrania, volví a la pequeña ciudad de Bobrov,<br />
departamento de Voroneje, donde residía mi familia.<br />
Los miembros del comité bolchevique local, todos jóvenes, me conocían<br />
personalmente, así como mis aptitudes en materia de enseñanza y educación de<br />
adultos. Me propusieron organizar el trabajo educativo y cultural en la región, que<br />
entonces se denominaba Cultura Proletaria (Proletkult).<br />
Acepté con dos condiciones: primera, no tener renumeración alguna, a fin de<br />
conservar completa independencia en mis métodos y mi acción; segunda, poder<br />
preservar la completa independencia de mi actividad de educador.<br />
El comité aceptó con la confirmación del soviet local.<br />
Recuerdo la primera reunión del nuevo organismo creado. Yo había enviado gran<br />
número de invitaciones a organizaciones obreras de la ciudad, a pueblos vecinos, a<br />
intelectuales, etc. A la noche me hallé con unas treinta personas reservadas,<br />
desconfiadas, casi hostiles. Comprendí en seguida que esperaban una reunión típica,<br />
con un comisario bolchevique de gestos de dictador, con su revólver al cinto, dando<br />
órdenes que debían cumplirse al pie de la letra. Esta vez, los asistentes se encontraron<br />
con algo totalmente diferente.<br />
Hablándoles amistosamente les hice comprender en seguida que la obra viviría por<br />
su propia iniciativa, por su aliento, su voluntad y su energía. Les hice presente que toda<br />
intención de mandar, dictar o imponer en cualquier sentido era ajena en absoluto en mi<br />
actuación. Y les invité a coadyuvar directamente según sus fuerzas y responsabilidades,<br />
para cumplir en la región un buen trabajo educativo y cultural.<br />
Dirigiéndome así a su buena voluntad y a sus capacidades naturales, puntualicé,<br />
al par, mi propia tarea de ayuda amistosa y eficaz en el establecimiento de planes y<br />
programas, constitución del cuerpo docente, sugestiones y consejos basados en mi<br />
experiencia y mis conocimientos. Les esbocé un cuadro sumario de lo que podríamos<br />
realizar en nuestra región si comenzábamos a colaborar con entusiasmo. Un cambio de<br />
23 Alexandr G. Shliapnikov que fue uno de los primeros bolcheviques, tras la Revolución de octubre, fue el<br />
primer Comisario del Pueblo de Trabajo. Dirigente de Oposición Obrera, se detractó en 1930. Arrestado en<br />
1935, se negó a confesar. Fusilado en 1937, según la versión oficial, pero quizá muerto en los campos de<br />
concentración o Gulags en 1943, durante el régimen de Stalin. (N. del Aullido.)<br />
121