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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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Los regimientos de insurgentes, transformados en regimientos rojos, a las órdenes<br />

de sus jefes habituales: Kalashnikov, Kurilenko, Budanov, Klein, Dermendzhi y otros,<br />

continuaron haciendo frente a las tropas de Denikin, impidiéndoles ganar Alexandrovsk<br />

y Yekaterinoslav.<br />

El fulminante avance de Denikin. Los bolcheviques abandonan la lucha en Ucrania.<br />

Majno reanuda la acción a riesgo propio:<br />

Los bolcheviques, ya lo hemos dicho, seguían sin advertir las verdaderas<br />

proporciones de la campaña de Denikin.<br />

Apenas días antes de la caída de Yekaterinoslav y Jarkov, declaraba Trotski que<br />

Denikin no representaba una seria amenaza y que Ucrania no estaba de modo alguno<br />

en peligro. Y al siguiente día hubo de cambiar de opinión, reconociendo que Jarkov se<br />

hallaba gravemente amenazada. Y a fines de junio cayó Yekaterinoslav, y quince días<br />

después, Jarkov.<br />

Los bolcheviques no pensaron en retomar la ofensiva, ni siquiera organizar la<br />

defensa: se contrajeron a evacuar Ucrania, retirándose hacia el Norte, llevándose<br />

cuantos hombres y material rodante les fuera posible. Manifiestamente, los<br />

bolcheviques abandonaban Ucrania a su suerte, librada a las tropelías de la reacción.<br />

Majno juzgó que ése era el momento oportuno para retomar la iniciativa de la<br />

lucha y actuar, de nuevo, como guía de una fuerza revolucionaria independiente. Para<br />

ello se vio obligado a luchar contra Denikin y contra los bolcheviques.<br />

Los destacamentos insurgentes, provisoriamente sometidos al mando supremo<br />

bolchevique, recibieron la palabra de orden esperada: destituir a los jefes bolcheviques,<br />

abandonar el Ejército Rojo y reagruparse a las órdenes de Majno.<br />

En este punto comienza el segundo acto del drama popular ucraniano, que ha de<br />

prolongarse hasta enero de 1920.<br />

Reorganización del Ejército insurreccional. <strong>La</strong> ofensiva decisiva de Denikin.<br />

Tentativas contra su avance. El Ejército insurreccional se hace imponente:<br />

Aun antes de que los regimientos majnovistas hubiesen podido reunirse a Majno,<br />

ya éste había formado un nuevo ejército insurreccional.<br />

<strong>La</strong> nueva situación era extrañamente parecida a la subsiguiente a la invasión<br />

austro-alemana.<br />

<strong>La</strong> actitud de las tropas de Denikin y de los antiguos propietarios que habían<br />

vuelto con ellas, con respecto a la población laboriosa, fue, como ya lo adelantamos,<br />

insolente y brutal al extremo. Apenas instalados, se dedicaron a restaurar el régimen<br />

absolutista y feudal. Sobre aldeas y ciudades se abatió, implacable, el terror blanco,<br />

con las consiguientes terribles represalias.<br />

<strong>La</strong> respuesta no se hizo esperar. Huyendo en gran número, sobre todo los<br />

campesinos, se pusieron en busca de Majno, a quien consideraban, muy naturalmente,<br />

como el hombre capaz de reanudar la lucha contra los nuevos opresores. En menos de<br />

quince días se constituyó, bajo su dirección, un nuevo ejército. <strong>La</strong>s armas de que podía<br />

disponer eran insuficientes; pero, en eso, empezaron a llegar los regimientos de base,<br />

que, a la voz de orden de reagruparse, acababan de abandonar el Ejército Rojo.<br />

Llegaban unos tras otros, no sólo plenos de energías y de combativo ardor, sino bien<br />

provistos también de armas y municiones, pues traían cuanto armamento habían<br />

podido cargar. El mando bolchevique, desprevenido, en plena retirada y temeroso de un<br />

cambio de actitud de sus propias tropas, no pudo oponerse a esa acción audaz. Algunos<br />

regimientos rojos hicieron causa común con los majnovistas y engrosaron<br />

provechosamente las filas del Ejército insurreccional.<br />

Con tales tropas, Majno se consagró, primeramente, a contener a las divisiones de<br />

Denikin. Retrocedía palmo a palmo, procurando orientarse y aprovechar la primera<br />

ocasión favorable para intentar asumir la ofensiva. Pero los denikistas vigilaban,<br />

recordando las inquietudes, pérdidas y derrotas que los majnovistas les habían<br />

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