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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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SEGUNDA PARTE<br />

LA CONMOCION (1905-1906)<br />

CAPITULO PRIMERO<br />

LA EPOPEYA GAPONISTA.<br />

PRIMERA HUELGA GENERAL.<br />

<strong>La</strong>s «Secciones Obreras». <strong>La</strong> agitación y la epopeya gaponistas. El Pope Gapon:<br />

su personalidad, su obra, su fin. El «Domingo Rojo»: 9 de enero de 1905. <strong>La</strong> «Leyenda<br />

del Zar» destruida por el Zar. Primer gran movimiento de masas obreras. Primera<br />

huelga obrera en San Petersburgo:<br />

En Moscú, Zubatov fue pronto desenmascarado y no pudo adelantar en su<br />

proyecto. Pero en San Petersburgo, Gapon, muy diestro, obrando en la sombra, supo<br />

ganar la confianza y hasta la afección de los medios obreros. Con talento de agitador y<br />

de organizador, puso en pie a las llamadas Secciones obreras, que él guiaba y animaba<br />

con gran actividad. Hacia fines de 1904, estas secciones llegaron a once, en diversos<br />

barrios de la capital, con algunos millares de afiliados; muy concurridas por entusiastas<br />

que iban a ellas a hablar de sus asuntos, escuchar alguna conferencia y leer periódicos.<br />

<strong>La</strong> entrada era vigilada por los obreros gaponistas; los militantes de los partidos<br />

políticos eran excluidos y, si lograban entrar, solían ser descubiertos y expulsados.<br />

Los trabajadores de San Petersburgo tomaron muy en serio sus secciones. Con<br />

entera confianza en Gapon, le hablaban de sus desgracias y sus aspiraciones;<br />

discutiendo con él los medios de mejorar su situación, examinaban proyectos de lucha<br />

contra los patronos. Hijos de un pobre campesino, habiendo vivido entre trabajadores,<br />

Gapon comprendía muy bien la psicología de sus confidentes. Además, sabía simular en<br />

forma adecuada su aprobación y sus vivas simpatías al movimiento obrero: Tal era su<br />

misión oficial.<br />

<strong>La</strong> tesis del gobierno era: «Trabajadores: podéis mejorar vuestra situación<br />

aplicando metódicamente y dentro de las formas legales las directivas de las Secciones<br />

sindicales, y para ello no es necesaria vuestra participación en la política. Ocupaos de<br />

vuestros intereses personales concretos, inmediatos, y muy pronto tendréis una<br />

existencia más feliz. Los partidos y las luchas políticas, las recetas propuestas por los<br />

malos pastores, los socialistas y revolucionarios, no os conducirán a nada bueno.<br />

Atended vuestros intereses económicos inmediatos y por esta vía obtendréis vuestro<br />

mejoramiento. El gobierno os sostendrá». Esto es lo que Gapon y sus ayudantes,<br />

reclutados entre los mismos obreros, propagaban en los sindicatos.<br />

Los obreros respondieron y comenzaron su acción económica, formulando sus<br />

reivindicaciones de acuerdo con Gapon. Éste, en situación tan delicada, debió colaborar<br />

para no provocar el descontento entre los trabajadores, que lo habrían acusado de<br />

traicionar sus intereses y de sostener los de la patronal. No quería perder su<br />

popularidad despertando sospechas graves contra él y su obra. En su doble juego,<br />

Gapon debía, ante todo y a cualquier precio, conservar las simpatías ganadas;<br />

aparentaba, pues, sostener toda causa obrera para retener la dirección, manejar las<br />

masas a su antojo y canalizarlas en el plan trazado; pero ocurrió todo lo contrario. <strong>La</strong><br />

agitación sobrepaso los límites que se le había asignado y alcanzó un vigor y un ritmo<br />

imprevistos, trastornando todos los cálculos y combinaciones de los iniciadores. Pronto<br />

se transformo en una verdadera tempestad que arrastró al mismo Gapon.<br />

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