La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
las ciudades, aún las de poca importancia, poseían institutos y colegios para<br />
jóvenes de ambos sexos. <strong>La</strong>s escuelas secundarias se habían fundado por el<br />
Estado, por particulares o por los concejos. En los tres casos, el Estado establecía<br />
los programas y la enseñanza era casi la misma. <strong>La</strong> enseñanza religiosa era<br />
obligatoria.<br />
El cuerpo docente de las escuelas secundarias se seleccionaba especialmente<br />
entre los universitarios, salvo para las asignaturas de segundo orden. El curso<br />
entero, cuyo diploma daba acceso a la Universidad, duraba ocho años. El número<br />
de escuelas secundarias en las ciudades y primarias en el campo aumentaba. Unas<br />
se debían a la iniciativa del Estado, otras a las municipalidades y a los concejos. El<br />
Estado establecía también los programas y vigilaba su aplicación. <strong>La</strong> enseñanza<br />
primaria era gratuita, pero no obligatoria. Se imponía la religión y el catecismo. Los<br />
maestros y maestras de escuelas primarias debían poseer un diploma de por lo<br />
menos cuatro años de escuela secundaria. Los niños que carecían de preparación<br />
debían acudir al curso preparatorio de un año, antes de ingresar en la escuela.<br />
Cursos nocturnos para adultos y universidades populares bien organizadas y<br />
muy frecuentadas funcionaban en todas las grandes ciudades. <strong>La</strong>s municipalidades<br />
y, sobre todo, los particulares, se ocupaban de ellas con gran entusiasmo. Los hijos<br />
de obreros y campesinos eran una excepción en las escuelas secundarias y<br />
superiores. El costo de la enseñanza era muy elevado. Sin embargo, en<br />
contradicción con una leyenda muy extendida, el acceso a estas escuelas no estaba<br />
prohibido ni a los hijos de obreros ni a los de campesinos. El mayor contingente de<br />
alumnos era proporcionado por las familias de intelectuales con profesiones<br />
liberales, de funcionarios, empleados y burgueses.<br />
Los medios intelectuales eran liberales. En numerosas escuelas e instituciones<br />
municipales y populares, una propaganda de ideas más o menos avanzadas se<br />
hacía con bastante libertad, fuera de la enseñanza propiamente dicha y a pesar de<br />
la vigilancia policial.<br />
Los conferenciantes de las universidades populares y el cuerpo docente de las<br />
escuelas primarias procedían frecuentemente de los círculos revolucionarios. Los<br />
directores, casi siempre de tendencia liberal, los toleraban. En esas condiciones las<br />
autoridades resultaban casi impotentes para impedir la propaganda.<br />
<strong>La</strong> enseñanza oral se completaba con la educación por escrito. Se propagó una<br />
enorme cantidad de folletos populares, casi todos redactados por sabios o formados<br />
de extractos de los mejores escritores, referentes a todas las ciencias y sobre<br />
problemas políticos y sociales, con ideología muy avanzada. <strong>La</strong> censura se mostró<br />
impotente para contener este entusiasmo educador. Los autores y editores se<br />
ingeniaban para salvar la vigilancia de las autoridades. Además, la difusión entre<br />
los intelectuales y obreros de literatura clandestina revolucionaria y socialista,<br />
prueba el extenso movimiento de educación y de preparación que caracterizó a los<br />
años de 1900 a 1905 y al avance revolucionario posterior.<br />
<strong>La</strong>s aspiraciones políticas y sociales se completaban con una excepcional<br />
evolución ética. <strong>La</strong> juventud se emancipaba de todos los prejuicios religiosos,<br />
nacionales, sexuales y otros. En ciertos aspectos, los círculos rusos de vanguardia<br />
eran desde hacía tiempo más avanzados que los de los países occidentales. El<br />
principio de igualdad de razas, naciones y sexos, la unión libre, la negación de la<br />
religión, fueron verdades admitidas y practicadas desde los nihilistas. Los<br />
publicistas rusos (Belinski, Herzen, Chernishevski, Dobrolubov, Pisarev, Mijailovski)<br />
cumplieron una obra de gran alcance. Elevaron a varias generaciones de<br />
intelectuales hacia la liberación, a pesar de la influencia opuesta ejercida por el<br />
sistema zarista de enseñanza secundaria.<br />
Esa tendencia liberadora se convirtió para toda la juventud rusa en un<br />
verdadero motivo vital ya bien arraigado. A pesar de la enseñanza oficial impuesta,<br />
la juventud se libraba de su férula en cuanto adquiría su diploma.<br />
«¡No vayáis a la Universidad!» -nos gritaba el obispo de nuestra diócesis en el<br />
discurso pronunciado en la solemne distribución de diplomas-, «porque la<br />
Universidad es un antro de sediciosos…» y ¿adónde teníamos que ir?... Él sabía<br />
20