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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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disponer aún, Majno emprendió a la mañana siguiente un contraataque y desalojó al enemigo.<br />

Pero no quedó dueño de la población sino muy poco tiempo: una nueva oleada de cosacos le<br />

obligó a abandonarla definitivamente (P. Arshinov, ob. cit., cap. VII).<br />

Los bolcheviques, en tanto, aunque habían abierto el frente a los blancos y dado<br />

órdenes confidenciales contra los majnovistas, continuaron fingiéndoles amistad, como<br />

si en nada hubiese variado la situación., lo que fue una maniobra para apoderarse de<br />

los guías del movimiento, sobre todo de Majno.<br />

El 7 de junio -a los tres días de la fecha de la orden 1.824 y a dos de su recepción<br />

por las autoridades locales-, el mando supremo bolchevique envió a Majno un tren<br />

blindado, recomendándole resistir «hasta el último extremo» y prometiéndole otros<br />

refuerzos. En efecto, a los dos días llegaron algunos destacamentos rojos a la estación<br />

de Gaitchur, hacia la parte de Chaplino, a unos veinte kilómetros de Guliai-Polie,<br />

acompañados por el comandante en jefe Voroshilov (el futuro comisario de guerra),<br />

Mezhlauk, comisario en el Ejército, y otros altos funcionarios comunistas. Se estableció<br />

estrecho contacto, en apariencia, entre el mando rojo y el de los insurgentes y se creó<br />

una especie de estado mayor común. Voroshilov y Mezhlauk invitaron a Majno a<br />

instalarse en su tren blindado, a pretexto de dirigir de concierto las operaciones.<br />

No se trataba sino de una infame comedia. En ese mismo momento, Voroshilov<br />

tenía en su poder orden de Trotski de apresar a Majno y demás jefes de la<br />

majnovschina, desarmar las tropas insurgentes y fusilar sin merced a quienes<br />

intentaran la menor resistencia, para cuyo cumplimiento esperaban la ocasión propicia.<br />

Majno fue advertido por algunos amigos del peligro que corrían él, el entero<br />

ejército y toda la obra revolucionaria. Su situación no podría ser más difícil. Por una<br />

parte, quería evitar a toda costa choques sangrientos que habrían de ocurrir fatalmente<br />

ante el enemigo; pero no podía, por otra parte, sacrificar sin lucha a sus camaradas, su<br />

ejército y la causa entera. Buscó una solución satisfactoria y la encontró.<br />

Todo sopesado, adoptó dos decisiones capitales: primero, abandonar<br />

-momentáneamente- el cargo de comandante del ejército insurreccional; segundo,<br />

invitar a todas las unidades de su ejército, a permanecer en sus emplazamientos y<br />

aceptar -momentáneamente- el mando rojo, a la espera del momento propicio para la<br />

reanudación de la lucha emancipadora.<br />

Dos días después ejecutó esta doble maniobra a la letra, con finura, sangre fría y<br />

habilidad extraordinarias. Y, sin ruido, se alejó de Voroshilov y Mezhlauk. Declaró a su<br />

estado mayor que, por el momento, su acción en las filas como simple combatiente era<br />

de mayor utilidad. Y envió al mando supremo soviético la declaración siguiente:<br />

ESTADO MAYOR DEL XIV EJÉRCITO, VOROSHILOV, TROTSKI, PRESIDENTE DEL CONSEJO<br />

REVOLUCIONARIO MILITAR; JARKOV, LENIN, KAMENEV, MOSCÚ:<br />

A consecuencia de la orden 1.824 del Consejo Militar revolucionario de la República envié<br />

al estado mayor del II Ejército y a Trotski un despacho con ruego de dispensarme del puesto<br />

que ocupo actualmente. Ahora reitero mi pedido, y he aquí las razones en que creo deber<br />

fundarlo. A pesar de que he hecho la guerra, con los guerrilleros, sólo a las bandas de los<br />

blancos de Denikin, no predicando al pueblo sino el amor a la libertad ya la acción propia, toda<br />

la prensa soviética oficial, así como la del partido bolchevique, difunden contra mí rumores<br />

indignos de un revolucionario. Se me quiere hacer pasar por bandido, cómplice de Grigoriev,<br />

conspirador contra la República de los soviets, con el fin de restablecer el orden capitalista. En<br />

un artículo titulado «<strong>La</strong> Majnovschina» (En Camino, núm. 51), Trotski plantea la pregunta:<br />

«¿Contra quién se levantan los insurrectos majnovistas?» Y se ocupa de demostrar que en<br />

realidad la majnovschina no es sino un frente de batalla contra el poder de los soviets, sin decir<br />

una palabra del verdadero frente contra los blancos, de una extensión de más de cien<br />

kilómetros, donde los insurgentes han sufrido desde hace seis meses, y sufren todavía,<br />

pérdidas enormes. <strong>La</strong> orden 1.824 me declara «conspirador contra la República de los soviets»<br />

y «organizador de una rebelión al estilo de Grigoriev».<br />

Creo ser derecho inviolable de los obreros y los campesinos, derecho conquistado por la<br />

revolución, la convocación por sí mismos de un congreso para debatir y decidir sus asuntos. Por<br />

ello, la prohibición de la autoridad central de convocar tales congresos y la declaración que los<br />

proclama ilícitos (orden 1.824) son una violación directa e insolente de los derechos de las<br />

masas laboriosas.<br />

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