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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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combate y de reconstrucción social, y las masas laboriosas se preparen a una lucha<br />

final directa, al margen del Estado, de los partidos políticos y de cualquier gobierno.<br />

En apariencia, hemos dicho, Rusia es gobernada por los Soviets («libre emanación<br />

de la clase obrera», según el mito extendido en el extranjero).<br />

Teóricamente, es decir, según la vieja constitución escrita, el poder supremo en la<br />

U.R.S.S. pertenece al Congreso Panruso de los Soviets, convocado periódicamente, que<br />

tiene, en principio, el derecho de nombrar, eliminar y reemplazar al gobierno. En<br />

principio, los soviets detentan el poder legislativo y sus Ejecutivos, el poder ejecutivo.<br />

En realidad, es el gobierno mismo llamado Consejo de Comisarios del Pueblo,<br />

emanación directa del Partido Comunista, el que detenta de manera absoluta toda la<br />

fuerza y todo el poder, tanto legislativo como ejecutivo 44 .<br />

Es el gobierno quien domina, no los soviets. El gobierno puede, si quiere, aplastar<br />

al Congreso de los Soviets, o a cada soviet separadamente, o cada miembro del soviet,<br />

en caso de oposición o desobediencia, pues dispone de todas las palancas de mando.<br />

Pero hay más. El verdadero gobierno del país no es siquiera el Consejo de Comisarios<br />

del Pueblo, también él no es más que decoración, sino el Politburó, formado por<br />

eminentes miembros del Comité Central del partido 45 . Ni eso tampoco es todo. De<br />

hecho, el jefe brutal y astuto del Politburó, secretario general y jefe del Partido<br />

Comunista y del Comité Central, el grande y genial Stalin (o quien lo reemplace) es el<br />

verdadero Poder Supremo: el dictador, el Vozhd (Duce o Führer) del país. Con mucha<br />

más razón que Luís XIV, este hombre podría decir: «El Estado soy yo.»<br />

Es a Stalin (o a su reemplazante eventual) a quien sostienen el Areópago (el<br />

Politburó), el Consejo de Comisarios del Pueblo, el entero partido, los aspirantes del<br />

partido, las clases privilegiadas, la burocracia, el aparato general, el ejército y la policía,<br />

todo un mundo que depende de él material y moralmente, y sólo existe gracias a él.<br />

Todo ese mundo cree ciegamente en su fuerza y su habilidad para salvaguardar el<br />

régimen, constantemente amenazado por el sordo descontento y la cólera, de momento<br />

impotentes, de las masas populares engañadas, subyugadas y explotadas.<br />

Es él, el gran jefe, y luego el Politburó, el Comité Central del Partido Comunista y<br />

el Consejo de los Comisarios del Pueblo, quienes imponen su voluntad a los Soviets, y<br />

no a la inversa.<br />

Hay quienes pretenden que Stalin y todas esas instituciones reinan por voluntad<br />

del pueblo, pues todos los miembros del gobierno, los órganos dirigentes y los soviets<br />

son elegidos de manera libre y secreta. Ahora bien; si se examinan de cerca el<br />

mecanismo y las disposiciones de estas elecciones libres y discretas, se advertirá<br />

fácilmente, aun sin participar en ellas, que no son sino una comedia (más o menos<br />

como en todas partes). Si bien las elecciones eran al principio relativamente libres y<br />

casi discretas 46 -no teniendo el gobierno nada que temer de las masas, que estaban por<br />

los Soviets, ni siéndole posible decepcionarlas inmediatamente-, ya hace mucho tiempo<br />

que esa relativa libertad no existe. Hace años que las elecciones no son libres ni<br />

secretas, y esto de modo oficial, mal que les pese a los secuaces ignorantes del<br />

extranjero, que siempre lo han negado. Es notorio, en efecto, que la pretendida libertad<br />

y el fementido carácter secreto de las elecciones fueron otorgados recientemente al<br />

pueblo, por la famosa constitución democrática de Stalin, cuya finalidad fue apaciguar<br />

el creciente descontento y echar más telarañas a los ojos de los trabajadores<br />

extranjeros. Stalin y su gobierno tenían ya la certidumbre de seguir dominando la<br />

situación, a pesar de la libertad y el secreto de las elecciones. El aparato del Estado era<br />

lo bastante sólido, y suficientemente domado el pueblo, para que le gobierno<br />

44<br />

Durante la II Guerra Mundial las Comisarías del Pueblo fueron suprimidas y se crearon Ministerios. Desde<br />

entonces la U.R.S.S. fue regida por un Consejo de Ministros.<br />

45<br />

En el V Congreso del P. C. de la U.R.S.S., celebrado en 1952, se decidió suprimir el Politburó, quedando<br />

la dirección del partido más centralizada aún en la Secretaría General.<br />

46<br />

<strong>La</strong> imposición, la vigilancia, la amenaza, fueron norma desde el principio. Los Comisarios del Pueblo, los<br />

miembros del Politburó y de otros órganos supremos nunca eran elegidos, sino designados por el Comité<br />

Central del partido bajo la presión del genial conductor, y aprobados por el Congreso de los Soviets, dócil<br />

instrumento del Comité.<br />

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