La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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Es, el de hoy, día de fiesta universal: el día del trabajador. Nosotros los de Kronstadt,<br />
enviamos –entre el fragor de los cañonazos y las explosiones de obuses, disparados por los<br />
comunistas enemigos del pueblo laborioso- nuestros fraternales saludos a los obreros del<br />
mundo. ¡Saludos de Kronstadt revolucionaria y libre!<br />
Deseamos que realicéis muy pronto vuestra emancipación, exenta de toda forma de<br />
violencia y de opresión.<br />
¡Vivan los libres obreros revolucionarios!<br />
¡Viva la Revolución social mundial!<br />
Y, finalmente, en el mismo número, este suelto.<br />
KRONSTADT ESTÁ TRANQUILA<br />
Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional.<br />
Ayer, 7 de marzo, los enemigos de los trabajadores –los comunistas- abrieron fuego<br />
contra Kronstadt.<br />
<strong>La</strong> población recibió el fuego valientemente. Los obreros corrieron a las armas con<br />
ardorosa decisión. Bien se ha visto que la población laboriosa de la ciudad está en perfecto<br />
acuerdo con su Comité <strong>Revolucion</strong>ario Provisional.<br />
A pesar de las hostilidades, el Comité juzga inútil la proclamación del estado de sitio.<br />
¿Qué podría temer, en efecto? ¡Nada, por cierto, de sus propios soldados rojos, ni de sus<br />
marinos, ni de los obreros y los intelectuales!<br />
En Petrogrado, por lo contrario, a causa del estado de sitio proclamado, no se puede<br />
transitar sino hasta las diecinueve horas. Esto se comprende: los impostores temen a la<br />
población laboriosa.<br />
Los primeros ataques contra Kronstadt fueron simultáneamente dirigidos desde el<br />
Norte y el Sur por escogidas tropas comunistas, vestidas de tela blanca, cuyo color les<br />
permitía confundirse con la nieve que cubre el helado golfo de Finlandia.<br />
Asaz terribles fueron estas primeras tentativas de tomar por asalto la fortaleza, a<br />
costa de insensatos sacrificios humanos. Los rebeldes lo deploraron profundamente en<br />
conmovidos términos dirigidos a sus hermanos de armas engañados (Izvestia, número<br />
8, del 10 de marzo):<br />
No queríamos verter sangre de nuestros hermanos, y nos rehusábamos a hacer fuego a<br />
menos que se nos obligará a ello. Debíamos defender la justa causa del pueblo obrero y nos<br />
vimos forzados a disparar sobre nuestros propios hermanos enviados a la muerte segura por<br />
los comunistas que han engordado a expensas del pueblo.<br />
Desgraciadamente para vosotros, hermanos nuestros, se produjo un terrible torbellino de<br />
nieve y todo fue envuelto en las tinieblas de una noche negra. Los verdugos comunistas os<br />
empujaron a toda costa, sin embargo, sobre el hielo, amenazándoos desde la retaguardia con<br />
sus ametralladoras manejadas por destacamentos comunistas.<br />
Muchos de vosotros perecisteis esa noche en la vasta extensión helada del golfo de<br />
Finlandia. Y cuando llegó el alba y se apaciguó el huracán, sólo los restos míseros de vuestros<br />
destacamentos, agotados y hambrientos, casi incapaces de marchar, vinieron a nosotros con<br />
sus blancos sudarios.<br />
Erais un millar al amanecer, y en el curso del día no se os pudo contar ya. Habéis pagado<br />
a costa de vuestra sangre esta aventura, y después de vuestra derrota Trotski marchó a<br />
Petrogrado en busca de nuevas víctimas para la masacre: ¡la sangre de nuestros obreros y de<br />
nuestros campesinos poco le cuesta!...<br />
Kronstadt vivía en la profunda convicción de que el proletariado de Petrogrado<br />
acudiría en su ayuda. Pero, aterrorizados los obreros de la capital y sitiada y aislada<br />
Kronstadt, ningún socorro fue posible.<br />
<strong>La</strong> guarnición de Kronstadt la componían unos 14.000 hombres, 10.000 de ellos<br />
marinos. Debía atender un vasto frente, numerosos fuertes y no pocas baterías<br />
diseminadas en el golfo. Los continuados ataques de los bolcheviques, constantemente<br />
reforzados, la escasez de víveres, las prolongadas noches de intenso frío, todo<br />
contribuiría a debilitar Kronstadt. Pero los defensores dieron prueba de heroica<br />
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