La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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opiniones, completamente libre, siguió a mi introducción, y pude comprobar que se<br />
suscitó cierto interés entre los concurrentes.<br />
<strong>La</strong> siguiente reunión contó con unas cien personas, y el ambiente fue más<br />
confiado y amistoso.<br />
No obstante, se necesitaron tres o cuatro reuniones para que la frialdad<br />
desapareciera definitivamente, dejando lugar a la confianza. A todos pareció<br />
interesante la tarea y también realizable. Una gran simpatía se manifestó entre todos y<br />
un verdadero entusiasmo animó a algunos.<br />
Comenzó una febril actividad, cuya amplitud y efectos sobrepasaron rápidamente<br />
mis previsiones. Decenas de hombres del pueblo, muchos apenas instruidos, se<br />
entusiasmaron en la labor y la siguieron con ardor, capacidad, riqueza de ideas y de<br />
realizaciones tales, que pronto no me quedó otro quehacer que coordinar sus esfuerzos,<br />
o preparar realizaciones más importantes y vastas.<br />
Nuestras reuniones, siempre públicas, a las que cada uno podía aportar su idea o<br />
su esfuerzo, comenzaron a congregar campesinos y campesinas de aldeas bastante<br />
alejadas de la ciudad. Se habló de nuestra obra en toda la región. Los días de mercado<br />
nuestras reuniones se colmaban de gente y tenían un aspecto pintoresco.<br />
Pronto, una excelente compañía de teatro popular se dispuso a dar espectáculos<br />
ambulantes, elegidos con gusto y método. Se encontraron locales, que se arreglaron<br />
para nuestras tareas. Amueblados y reparados, parecían flamantes, los vidrios rotos<br />
fueron reemplazados, y las provisiones escolares, como cuadernos, plumas, tinta,<br />
lápices, etc., fueron conseguidas inmediatamente, no obstante que antes, por su<br />
ausencia, retardaban la enseñanza gráfica. Estos fueron los primeros pasos, y después<br />
siguió la instalación de la biblioteca con las donaciones de libros y en seguida los cursos<br />
nocturnos para adultos.<br />
Pero las autoridades locales enviaron su informe a la Central, en Moscú, donde se<br />
comprendió al instante que yo actuaba por mi libre entendimiento, sin preocuparme de<br />
las instrucciones y prescripciones de arriba; que todos actuábamos libremente, sin<br />
someternos a los decretos y las órdenes de Moscú, los cuales, en su mayor parte, no<br />
eran aplicables a nuestra región y aun eran ineptos.<br />
Un buen día empecé a recibir, por conducto del soviet local, grandes paquetes con<br />
decretos, prescripciones, reglamentos, órdenes formales y también programas,<br />
proyectos, planes y sugestiones, todos fantásticos y a cuál más absurdo. Se me<br />
comunicaba atenerme estrictamente a los textos de toda esta papelería estúpida, a<br />
esas órdenes imposibles, irrealizables.<br />
Recorrí toda esta literatura y continué mi actividad sin preocuparme en lo más<br />
mínimo de lo gubernamental.<br />
Esto término con un ultimátum: o someterme o renunciar. Tomé la última<br />
decisión, sabiendo de antemano que una sumisión y una aplicación de las instrucciones<br />
de Moscú acabarían por matar la obra iniciada. (Declaro que mi tarea me interesaba por<br />
sí misma y que me atenía lealmente a mis deberes profesionales, sin hacer jamás<br />
alusión a mis ideas anarquistas. No se trataba en modo alguno de propaganda<br />
subversiva. Sencillamente, el Centro no podía admitir que no se siguiesen ciegamente<br />
sus prescripciones.)<br />
Eso había terminado. Después de una emocionante reunión de despedida, donde<br />
todos comprendían ya que la obra naciente quedaba comprometida, dimití.<br />
Mi sucesor, fiel servidor de Moscú, aplicó al pie de la letra las instrucciones de la<br />
Central. Al poco tiempo, todos comenzaron a desertar, y el organismo lleno de vida<br />
comenzó rápidamente a decaer, hasta que desapareció.<br />
Algunos meses más tarde, esta empresa de cultura proletaria caducó<br />
lamentablemente en todo el país.<br />
Otro episodio más:<br />
Igual que los obreros de la Nóbel, los trabajadores de diversas empresas, en<br />
varias regiones industriales, intentaban tomar sus propias iniciativas, sea para hacer<br />
trabajar a las fábricas amenazadas de cierre, sea para asegurar y organizar el<br />
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