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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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En dos o tres semanas, ese destacamento era ya objeto de terror, no sólo para la<br />

burguesía local, sino también para las autoridades austro-alemanas. El campo de acción militar<br />

y revolucionaria de Majno era considerable; se extendía desde la estación de Lozovaya a<br />

Berdiansk, Mariupol y Taganrog y desde Lugansk y la estación de Grishino hasta<br />

Yekaterisnoslav, Alexandrovsk y Melitopol. <strong>La</strong> rapidez de los movimientos era la particularidad<br />

de la táctica de Majno. Gracias a ella y a la extensión de la región, aparecía siempre de<br />

improviso en el lugar que menos se le esperaba.<br />

En poco tiempo envolvió en un círculo de hierro y fuego toda la región en que se<br />

atrincheraba la burguesía local. Todos los que durante los dos o tres meses de la hetmanshina<br />

lograron afirmarse en sus viejos nidos señoriales, todos los que se embriagaron en la sumisión<br />

de los campesinos, saqueando sus tierras y gozando de los frutos de su trabajo, todos los que<br />

reinaban como amos sobre ellos, se encontraron repentinamente bajo la mano implacable e<br />

inexorable de Majno y de sus guerrilleros. Rápidos como el huracán, intrépidos, inaccesibles a<br />

la piedad ante los enemigos, caían como el rayo en tal o cual propiedad, masacraban a todos<br />

los adversarios declarados de los campesinos y desaparecían tan rápidos como habían llegado.<br />

Y al día siguiente Majno hacía lo mismo a cien kilómetros de distancia: aparecía súbitamente en<br />

alguna población, masacraba a la Guardia Nacional (la Varta), los oficiales, los señores agrarios<br />

y se eclipsaba antes de que las tropas alemanas, apostadas muy cerca, tuviesen tiempo de<br />

comprender lo que ocurría. Al día siguiente estaba a cien kilómetros de allí y caía sobre un<br />

destacamento expedicionario enviado para reprimir a los campesinos o bien ahorcaba algunos<br />

guardias nacionales.<br />

<strong>La</strong> Guardia Nacional se alarmó. <strong>La</strong>s autoridades austro-alemanas también. Fueron<br />

enviados varios batallones para aplastar a Majno y apoderarse de él. En vano. Excelentes<br />

jinetes desde la infancia, teniendo en el camino caballos de repuesto a voluntad, Majno y sus<br />

partidarios eran absolutamente inasibles; hacían en veinticuatro horas marchas imposibles para<br />

las tropas de caballería regulares. Muchas veces, como para burlarse de sus enemigos, Majno<br />

aparecía en el centro mismo de Guliai-Polie o en Pologui, donde había siempre numerosas<br />

tropas austro-alemanas, o bien en algún otro lugar de concentración de tropas, matando los<br />

oficiales que caían bajo su mano y desapareciendo sano y salvo sin dejar el menor rastro de su<br />

derrotero. O bien en el momento preciso en que se seguía su pista reciente, aprestándose a<br />

rodearlo y prenderlo en una aldea señalada por alguien, él, vestido con el uniforme de la<br />

Guardia Nacional, se mezclaba, con un pequeño número de sus guerrilleros, en el núcleo<br />

enemigo, se informaba de sus planes y disposiciones, se ponía después en marcha en<br />

persecución de Majno, con un destacamento de la Guardia, al que exterminaba luego.<br />

<strong>La</strong> población campesina toda prestaba su concurso eficaz y hábil a la gente de Majno, que<br />

tenía certeza de encontrar refugio seguro, víveres, caballos y hasta armas. Los campesinos<br />

solían ocultar a los revolucionarios en sus viviendas con riesgo de sus vidas. Muchas veces, los<br />

habitantes de un pueblo dirigían a la Guardia Nacional y a las tropas perseguidoras de Majno<br />

sobre una ruta falsa, mientras éste y sus jinetes se hallaban en el mismo pueblo o en lugar<br />

opuesto al indicado.<br />

Muchas aldeas eran castigadas despiadadamente por su actitud a favor de los<br />

insurrectos; todos los hombres eran atrozmente golpeados a baquetazos y los sospechosos<br />

fusilados en el acto. Se quemaban aldeas enteras por venganza. Pero ninguna violencia era<br />

capaz de dominar la resistencia tenaz de la población trabajadora contra los invasores y sus<br />

protegidos: propietarios y contrarrevolucionarios.<br />

En lo que concierne a las tropas austro-alemanas y magiares, los guerrilleros se<br />

mantenían en la regla de acción siguiente: matar a los oficiales y dar libertad a los soldados<br />

prisioneros. A éstos se les proponía volver a sus países, relatar lo que hacían los campesinos<br />

ucranianos y trabajar por la Revolución social. Se les proveía de literatura libertaria y algunas<br />

veces de dinero. No se ejecutaba más que a los soldados reconocidos culpables de actos de<br />

violencia hacia los campesinos. Tal modo de tratar a los prisioneros ejerció sobre ellos cierta<br />

influencia revolucionaria.<br />

En este primer período de su actividad, Majno fue el organizador y guía de los<br />

campesinos y el temible justiciero del pueblo oprimido. Cientos de señores agrarios<br />

emboscados, miles de opresores y beligerantes fueron destrozados. Su actitud resuelta, la<br />

rapidez de sus golpes certeros y la imposibilidad de capturarlo vivo o muerto, hicieron su<br />

nombre célebre y ante él temblaban de odio y terror los burgueses y las autoridades, mientras<br />

que entre el pueblo trabajador despertaba sentimientos de profunda satisfacción, de altivez y<br />

de esperanza. Pronto fue Majno una figura legendaria. Había en su carácter y en su conducta<br />

extraordinaria audacia, firme voluntad, perspicacia vigilante y, en fin, un humor simpático.<br />

Todas estas cualidades se imponían al pueblo. Mas no era todo esto, con ser mucho, lo<br />

fundamental en la personalidad de Majno. Su temperamento combativo, sus empresas<br />

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