La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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SEGUNDA PARTE<br />
EN TORNO A LA REVOLUCION DE OCTUBRE<br />
CAPITULO PRIMERO<br />
ACTITUD DE ANARQUISTAS Y BOLCHEVIQUES<br />
ANTES DE OCTUBRE.<br />
<strong>La</strong> actitud bolchevique en vísperas de la revolución de octubre fue muy típica (en<br />
el sentido que venimos de examinar). <strong>La</strong> ideología de Lenin y la posición de su partido<br />
habían evolucionado mucho desde 1900. Al comprender que el pueblo ruso en la<br />
revolución iría muy lejos y no se detendría en una solución burguesa, precisamente<br />
porque la burguesía existía apenas como clase, Lenin y su partido, en el deseo de<br />
adelantarse y dominar al pueblo para dirigirlo, establecieron un programa<br />
revolucionario muy avanzado. Encaraban una revolución netamente socialista. Llegaron<br />
a una concepción casi libertaria de la revolución y a consignas de espíritu casi<br />
anarquista, salvo en los puntos de demarcación fundamental: la toma del Poder y el<br />
problema del Estado.<br />
Al leer los escritos de Lenin, en especial los posteriores a 1914, comprobé el<br />
paralelismo de sus ideas con las de los anarquistas, excepción hecha de la idea del<br />
Estado y del Poder. Esta identidad de apreciación me parecía, ya, muy peligrosa para la<br />
verdadera causa de la revolución. Porque –yo no me engañe- bajo la pluma, en la boca<br />
y en la acción de todos los bolcheviques, estas bellas ideas carecían de vida y de<br />
perspectiva. Por fascinantes que fueron sus escritos y palabras, carecerían de<br />
consecuencias serías, puesto que los actos ulteriores no corresponderían ciertamente a<br />
las teorías. Yo tenía la certidumbre de que las masas, vista la debilidad del anarquismo,<br />
seguirían ciegamente a los bolcheviques y que éstos las engañarían, extraviándolas por<br />
derroteros nefastos. Pues, inevitablemente, el camino estatista falsearía y<br />
desnaturalizaría los principios proclamados. Es lo que ocurrió, en efecto.<br />
Para ganar la confianza popular, el partido bolchevique lanzó, con toda la potencia<br />
de su aparato de agitación y propaganda, consignas que caracterizaban hasta entonces<br />
al propio anarquismo: ¡Viva la Revolución Social! ¡Abajo la guerra! ¡Viva la paz<br />
inmediata! Y sobre todo: ¡<strong>La</strong> tierra para los campesinos! ¡<strong>La</strong>s fábricas para los obreros!<br />
Los trabajadores acogieron al punto estas consignas, que expresaban sus<br />
auténticas aspiraciones.<br />
Ahora bien: en boca de los anarquistas, y bajo su pluma, esos lemas eran sinceros<br />
y concretos, porque correspondían a sus principios y, sobre todo, a una acción encarada<br />
enteramente conforme a esos principios. En los bolcheviques, en cambio, significaban<br />
soluciones prácticas totalmente diferentes de las de los libertarios y por nada<br />
correspondientes a las ideas que las palabras pretendían expresar. No eran, justamente<br />
sino slogans.<br />
Revolución social significa para los anarquistas una transformación social al<br />
margen de cualquier organización o actividad política y estatista, de todo sistema social<br />
caduco, gubernamental y autoritario. Los bolcheviques pretendían hacerla con ayuda<br />
del Estado omnipotente, de un gobierno todopoderoso, de un poder dictatorial.<br />
Si en una revolución no son abolidos Estado, gobierno y política, los anarquistas<br />
no la consideran Revolución social, sino simplemente revolución política (que puede<br />
estar más o menos teñida de elementos sociales). Llegados al poder, la organización de<br />
su gobierno y de su Estado bastaron, en cambio, a los comunistas para de Revolución<br />
social.<br />
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