La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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CAPITULO V<br />
LA ESTRUCTURA POLITICA.<br />
Por nuestro análisis del papel de los funcionarios puede anticiparse la estructura<br />
política del país.<br />
Políticamente, la U.R.S.S. es gobernada por altos funcionarios de Estado (como<br />
Francia, según la fórmula consagrada, es gobernada por los prefectos) y administrada,<br />
bajo sus órdenes, por un ejército innumerable de subalternos. Hemos de agregar<br />
algunas puntualizaciones indispensables.<br />
Ante todo hay que distinguir dos elementos absolutamente diferentes: el uno lo<br />
constituyen las apariencias, el decorado, la escenografía –lo único heredado de la<br />
gloriosa Revolución de octubre-; el otro es la realidad.<br />
En apariencia, la U.R.S.S. es gobernada por los soviets. ¡Nada más falso!<br />
Sin perdernos en detalles, establezcamos los hechos esenciales, subrayando sobre<br />
todo los rasgos poco o nada conocidos.<br />
Desde hace mucho, los Soviets (consejos obreros) no desempeñan ningún<br />
importante papel político ni social en la U.R.S.S. Su función es enteramente secundaria<br />
y aun insignificante. Son órganos meramente administrativos y ejecutores, encargados<br />
de pequeños menesteres locales sin importancia, por completo sometidos a las<br />
directivas de las autoridades centrales: el gobierno y los órganos dirigentes del partido.<br />
Los Soviets no tienen ni sombra de poder.<br />
Un gran equívoco reina, fuera de Rusia, sobre los Soviets. Para muchos<br />
trabajadores de otros países el término tiene algo de místico. Una multitud de ingenuos<br />
–de primos, para decir la palabra-, tomando por gordura la hinchazón, dan crédito al<br />
decorado socialista y revolucionario de los nuevos impostores. <strong>La</strong>s masas están<br />
constreñidas en Rusia, por la violencia y otros métodos de uso interno, a adaptarse a<br />
esa impostura (exactamente como ocurre en la Alemania de Hitler y en la Italia de<br />
Mussolini, etc.). Pero los millones de trabajadores de los demás países se dejan ganar<br />
cándidamente por la superchería, de la que algún día podrán ser también víctimas.<br />
Subrayemos dos hechos esenciales respecto a los Soviets:<br />
1.- <strong>La</strong> creación de los Soviets sólo tuvo lugar en Rusia por falta de otras<br />
organizaciones obreras, ante el apremio de constituir un órgano de información, de<br />
coordinación y de acción común a muchas fábricas (V. libro I, parte II, cap. II). Si Rusia<br />
hubiese contado en 1905 con sindicatos obreros y un movimiento sindicalista de clase,<br />
jamás se habría tenido la idea de crear soviets, jamás se habría recurrido a tales<br />
organismos vagos, fortuitos y meramente representativos.<br />
2.- El soviet no es, en absoluto, un organismo de lucha de clase, de acción<br />
revolucionaria. No puede ser, tampoco, célula viviente, actuante de la transformación<br />
social o de la nueva sociedad naciente. Por su estructura misma es una institución floja,<br />
pasiva, de traza más bien burocrática o, en el mejor de los casos, administrativa. Un<br />
soviet puede ocuparse de ciertos pequeños menesteres locales, no más. Es una especie<br />
de consejo municipal obrero. Pero –y esto es grave- por su estructura y por sus<br />
pretensiones puede devenir, en determinadas circunstancias, instrumento de un partido<br />
político, como fue el caso en Rusia. Está propenso, pues, a la enfermedad política, y<br />
representa por lo tanto un peligro cierto para la revolución.<br />
Por estas dos razones, todo este famoso sistema de los soviets, producto de las<br />
condiciones específicas en que se hallaba el movimiento obrero en Rusia, no tiene<br />
ningún interés ni utilidad alguna para los trabajadores de los países en que existan<br />
organismos sindicales, movimiento y lucha sindicales, organizaciones de clase, de<br />
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