La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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CAPITULO III<br />
EN PLENA FURIA.<br />
En 1919-1920, las protestas y los movimientos de obreros y campesinos ya<br />
iniciados esporádicamente en 1918 recrudecieron contra los procedimientos<br />
monopolizadores y terroristas del poder bolchevique, que respondió, cada vez más<br />
implacable y cínico en su despotismo, con represalias de creciente gravedad.<br />
Los anarquistas estaban como siempre en cuerpo y alma, naturalmente, con las<br />
masas engañadas y oprimidas, lanzadas a la lucha abierta. Sosteniendo a los obreros,<br />
ellos exigían para los trabajadores y sus organizaciones el derecho de manejar la<br />
producción por sí mismos, libremente, sin intervención de los políticos. Sosteniendo a<br />
los campesinos, reivindicaban para éstos la independencia, la autoadministracíon, el<br />
derecho de tratar libre y directamente con los obreros. En nombre de unos y otros, los<br />
anarquistas reclamaban la restitución de lo que los trabajadores conquistado por la<br />
Revolución, de lo que habían sido privados por el poder comunista, especialmente la<br />
restauración del verdadero régimen soviético libre, el restablecimiento de las libertades<br />
políticas para todas las corrientes revolucionarias, etc. En suma, exigían que se<br />
entregaran las conquistas de octubre al pueblo mismo, a las organizaciones obreras y<br />
campesinas libres.<br />
Ello significaba, naturalmente, desenmascarar y combatir la política del gobierno.<br />
Y, como era de prever, el gobierno bolchevique acabó por hacerles una guerra de<br />
exterminio.<br />
Después de la primera operación grande de la primavera de 1918, las<br />
persecuciones se sucedieron en forma casi continua, asumiendo un carácter cada vez<br />
más brutal y decisivo. Hacia fines de 1918, varias organizaciones libertarias del interior<br />
fueron nuevamente saqueadas. A las que se salvaron de ello las autoridades no les<br />
dejaron ya posibilidad de hacer nada.<br />
En 1919, mientras se proseguía la represión en la Gran Rusia, comenzaron las<br />
persecuciones en Ucrania. (Por múltiples razones, la dictadura se instaló allí mucho<br />
después.) Donde quiera el poder bolchevique hacia pie, los grupos libertarios eran<br />
liquidados, arrestados los militantes, suspendidas las publicaciones, destruidas las<br />
librerías y prohibidas las conferencias. Todas estas medidas eran tomadas por orden<br />
policial, militar o administrativa, totalmente arbitraria, sin previa acusación, ni<br />
instrucción, ni procedimiento judicial alguno. El modelo fue señalado, una vez por<br />
todas, por el procedimiento instaurado en Moscú por Trotski mismo en la primavera de<br />
1918.<br />
En el verano del mismo 1919, después de la famosa ordenanza número 1.824 de<br />
Trotski, declarando fuera de la ley al movimiento majnovista (v. libro III, parte II, cáp.<br />
III), se aprisionó, un poco por todas partes, al par que a los partidarios de Majno, a los<br />
anarquistas en general. Y muy a menudo se les fusiló en el acto, por simple orden de<br />
un oficial rojo.<br />
En la mayor parte de los casos, la supresión de las organizaciones libertarias era<br />
acompañada por actos de salvaje violencia, de insensato vandalismo, de parte de<br />
chekistas (policías comunistas) y soldados rojos engañados, enervados o<br />
sobreexcitados: se brutaliza a los militantes, hombres y mujeres, como criminales; se<br />
quemaban los libros; se demolían los locales, etc. Era una verdadera furia de represión.<br />
Al fin del verano de 1919 tuvo lugar en Ucrania una entrada a saco general contra<br />
las organizaciones anarquistas. Al finalizar el año no quedaban en Rusia sino restos del<br />
movimiento anarquista.<br />
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