08.05.2013 Views

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

legislación independiente de esta parte del Imperio ruso, lo que dio a la protesta el<br />

nombre de Llamada de Vyborg. Después de lo cual volvieron tranquilamente a sus<br />

hogares.<br />

A pesar de lo anodino de su rebelión fueron juzgados más tarde por un tribunal<br />

especial y condenados a penas ligeras, perdiendo el derecho de ser reelectos a la<br />

Duma.<br />

Sólo el diputado Onipko, joven campesino del departamento de Stavropol,<br />

perteneciente al Partido de los Trabajadores, no se resignó. Fue el animador del<br />

levantamiento de Kronstadt. Capturado, estuvo a punto de ser fusilado. Ciertas<br />

intervenciones y ciertos temores lo salvaron. Finalmente fue juzgado y condenado al<br />

exilio en Siberia; pero consiguió evadirse y se refugió en el extranjero. Volvió a Rusia<br />

en 1917; su suerte ulterior no es desconocida. Según algunos datos, continuó la lucha<br />

como miembro del Partido Socialista <strong>Revolucion</strong>ario de Derecha y se colocó contra los<br />

bolcheviques, por quienes fue fusilado.<br />

Inmediatamente después de la disolución de la primera Duma el gobierno reformó<br />

la ley electoral, recurrió sin escrúpulos a otras maniobras preventivas, y convocó a la<br />

segunda Duma. Mucho más moderada en sus actos y más mediocre que la primera,<br />

aún pareció al gobierno «demasiado revolucionaria». A despecho de todas las<br />

maquinaciones, contaba todavía con muchos diputados de izquierda, y fue también<br />

disuelta. <strong>La</strong> ley electoral fue modificada y, al fin, la población perdió su interés por la<br />

actividad –inactividad más bien- de la Duma, salvo en los raros momentos en que algún<br />

asunto apasionante o algún discurso brillante atraía, por poco tiempo, su atención.<br />

Disuelta la segunda Duma, se llegó a la tercera y, en fin, a la cuarta. Esta última,<br />

instrumento dócil en manos del gobierno, pudo arrastrar lúgubre y estéril existencia<br />

hasta la revolución de 1917.<br />

En cuanto a reformas o leyes útiles, la Duma no hizo nada. Pero su presencia no<br />

careció de resultado. Los discursos críticos de algunos diputados de la oposición, la<br />

actitud del zarismo frente a los problemas candentes de la hora, la misma impotencia<br />

del Parlamento para resolverlos mientras el absolutismo se obstinase en sobrevivir,<br />

todos estos hechos esclarecía más y más a la población sobre la verdadera naturaleza<br />

del régimen, sobre el papel de la burguesía, sobre las tareas a realizar y sobre los<br />

programas de los partidos políticos. Todo este período fue, en suma, una larga y<br />

fecunda lección experimental, la única posible a falta de otros medios de educación<br />

política y social.<br />

Dos procesos paralelos caracterizan sobre todo este período: la degeneración<br />

acelerada, definitiva (podredumbre es la expresión exacta) del absolutismo, y la rápida<br />

evolución de la conciencia de las masas.<br />

<strong>La</strong> descomposición del zarismo era conocida en el extranjero. <strong>La</strong> actitud y boato<br />

imperiales correspondían al tipo clásico que generalmente precede a la caída de las<br />

monarquías. <strong>La</strong> incapacidad y la indiferencia de Nicolás II, el cretinismo y la venalidad<br />

de sus ministros y funcionarios, el misticismo vulgar que se apoderaba del monarca y<br />

de su familia, la famosa epopeya del pope Rasputín, todos estos fenómenos no eran un<br />

secreto en el extranjero.<br />

Mucho menos conocidos eran los cambios profundos que se verificaban en la<br />

psicología del pueblo. El estado de espíritu de un hombre del pueblo del año 1912, por<br />

ejemplo, no tenía nada de común con su mentalidad primitiva de antes de 1905. De día<br />

en día eran mucho más numerosos los antizaristas. Sólo la reacción feroz contra toda<br />

organización obrera y toda propaganda política y social, impedía a las masas orientar<br />

definitivamente sus ideas.<br />

<strong>La</strong> ausencia de hechos revolucionarios resaltantes no significaba en absoluto una<br />

paralización del proceso revolucionario. Este continuaba trabajando intensamente en los<br />

espíritus. Mientras, todos los problemas vitales permanecían sin resolver. El país se<br />

encontraba en un callejón sin salida. Una revolución violenta y decisiva se hacía<br />

inevitable; sólo faltaban el impulso y las armas. En estas condiciones estalló la guerra<br />

de 1914, que ofreció precisamente al pueblo la impulsión necesaria y las armas<br />

indispensables.<br />

47

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!