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La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard

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socialistas rusos, con Kerenski, no comprendieron la necesidad histórica de aprovechar<br />

el momento propicio, ir a la vanguardia y cumplir, en fin, su verdadero programa;<br />

permanecieron prisioneros de su programa bastardo (llamado mínimo), que les<br />

prescribía dogmáticamente la lucha por una república democrática burguesa.<br />

En vez de colocarse francamente al servicio del pueblo y de su emancipación, los<br />

socialistas y Kerenski, cautivos de su tibia ideología, no encontraron nada mejor que<br />

hacer el juego al capitalismo ruso e internacional.<br />

Kerenski no osó ni abandonar la guerra, ni dar la espalda a la burguesía y<br />

apoyarse firmemente sobre la clase trabajadora. Ni siquiera se atrevió a continuar la<br />

revolución y a acelerar la convocatoria de la Asamblea Constituyente.<br />

¡<strong>La</strong> guerra a todo precio y por todos los medios!<br />

Kerenski adoptó reformas inoportunas: restablecimiento de la pena de muerte y<br />

de los consejos de guerra en el frente; medidas represivas en la retaguardia; en<br />

seguida muchas visitas al frente para pronunciar arengas y discursos inflamados que<br />

debían, según él, hacer renacer en los soldados el entusiasmo guerrero de la primera<br />

hora, la guerra continuaba por la sola fuerza de la inercia, y quería darle mayor impulso<br />

con palabras y castigos, sin comprender la realidad.<br />

Tanto peroraba, que su título de comandante en jefe (además de presidente del<br />

Consejo de Ministros) fue rápidamente modificado por el público en orador en jefe.<br />

En dos meses, su popularidad cayó en el ridículo; los trabajadores y los soldados<br />

terminaron por burlarse de sus discursos, pues querían actos de paz y de revolución<br />

social, así como la convocación rápida de la Constituyente. <strong>La</strong> obstinación con que<br />

todos los gobiernos retardaron esta convocatoria fue una de las razones de su<br />

impopularidad. Los bolcheviques se aprovecharon de ello y prometieron la convocatoria<br />

de la Asamblea en cuanto estuvieran en el poder.<br />

<strong>La</strong>s razones de la bancarrota del gobierno Kerenski fueron las mismas que<br />

provocaron el fracaso de los gobiernos precedentes: la imposibilidad para los socialistas<br />

moderados de cesar la guerra; la impotencia lastimosa de este cuarto gobierno para<br />

resolver los problemas urgentes y su intención de mantener la revolución dentro de los<br />

límites del régimen burgués.<br />

<strong>La</strong>s lógicas consecuencias de esas insuficiencias fueron fatales, y agravaron la<br />

situación y precipitaron la caída de Kerenski.<br />

El partido bolchevique, habiendo reunido sus mejores fuerzas y teniendo también<br />

un poderoso organismo de propaganda y de acción, derramaba diariamente a través del<br />

país, por miles de voces y artículos, críticas hábiles, sustanciosas, vigorosas, contra la<br />

política, la actitud y la actividad toda del gobierno y de todos los socialistas moderados.<br />

Estaba por la inmediata terminación de la guerra, la desmovilización, la continuación de<br />

la revolución. Difundía, con máxima energía, sus ideas sociales y revolucionarias.<br />

Repetía todos los días sus promesas de convocar inmediatamente la Constituyente y de<br />

resolver, en fin, rápidamente y con buen éxito, todos los problemas de la hora si<br />

llegaba al poder. Golpeaba diariamente el mismo clavo sin cansarse ni dejarse<br />

intimidar: ¡El poder! «Todo el poder para los Soviets», clamaba continuamente. El<br />

poder político para el comunismo, y todo quedaría arreglado y resuelto.<br />

Cada vez más escuchado y seguido por los trabajadores intelectuales, por los<br />

obreros y por el ejército; multiplicando vertiginosamente el número de adherentes y<br />

penetrando así en todas las fábricas y empresas, el partido bolchevique disponía ya en<br />

junio de cuadros imponentes de militantes, agitadores, propagandistas, escritores,<br />

organizadores y hombres de acción. También disponía de fondos considerables. Y tenía<br />

a su cabeza un Comité Central poderoso, dirigido por Lenin. Desplegaba una actividad<br />

tremenda, febril, fulminante, y pronto se sintió, al menos moralmente, dueño de la<br />

situación, tanto más cuanto que no tenía rivales en la extrema avanzada. El Partido<br />

Socialista <strong>Revolucion</strong>ario de izquierda, mucho más débil, no era más que un satélite; la<br />

propaganda anarquista estaba en sus comienzos, y el sindicalismo revolucionario no<br />

existía.<br />

Kerenski, presionado por sus aliados, fascinado por sus sueños guerreros y<br />

probablemente por sus propios discursos, tuvo la desgracia de desencadenar, el 18 de<br />

junio, su famosa ofensiva sobre el frente alemán, que fracasó lamentablemente y dio<br />

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