La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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sistema capitalista de producción y de distribución, basado en la escasez de los<br />
productos trabajados); 3.º el factor moral que, a su vez, seguía a los anteriores<br />
(ignorancia, embrutecimiento, sumisión, resignación de las masas humanas). Ahora<br />
bien; desde hace algunas décadas, las dos primeras condiciones se han modificado<br />
totalmente: técnica y económicamente, el trabajo libre es en este momento no sólo<br />
posible, sino indispensable para la vida y la evolución normal de los hombres; el<br />
sistema capitalista no puede asegurar más ni la una ni la otra, no puede engendrar sino<br />
guerras. Sólo la condición moral está en retraso; habituada desde milenios a la<br />
resignación y la sumisión, la mayoría de los hombres no ve aún la verdadera<br />
orientación para la acción evolutiva. Como antes, sigue y sufre, prestando su energía<br />
enorme a obras de guerra y de destrucción insensatas, en lugar de comprender que, en<br />
las condiciones actuales, su actividad libremente creadora sería coronada por el éxito.<br />
Quizá sea necesario que la fuerza de las cosas: guerras, calamidades de toda índole,<br />
revoluciones abortadas y reiteradas, sacudan sin tregua a la humanidad, quitándole<br />
toda posibilidad de vivir, para que comprenda al fin la verdad y se consagre a la<br />
verdadera acción humana, libre, constructiva y bienhechora.<br />
En nuestra época. <strong>La</strong> Revolución y la Reacción serán, por sus consecuencias,<br />
fatalmente mundiales. (Ya en 1789, la Revolución y la Reacción que la siguió tuvieron<br />
resonantes ecos y provocaron importantes movimientos en muchos países.) Si la<br />
Revolución rusa, prosiguiendo su marcha, hubiese devenido la Gran Revolución<br />
emancipadora, otros países la habrían seguido a breve plazo en el mismo sentido. En<br />
tal caso habría sido realmente, no mentirosamente, una poderosa antorcha<br />
alumbradora del verdadero sendero de la humanidad. Por el contrario, desnaturalizada,<br />
en pleno retroceso, ha venido a servir a la reacción mundial que esperaba su hora. (Los<br />
grandes jefes reaccionarios son mucho más perspicaces que los revolucionarios.) <strong>La</strong><br />
ilusión, el mito, las consignas, el decorado y la papelería permanecieron, pero la vida<br />
real, que se burla de esas añagazas, iba a tomar otro camino. <strong>La</strong> Reacción y sus vastas<br />
consecuencias: fascismo, nuevas guerras y catástrofes económicas y sociales, se<br />
hicieron casi inevitables.<br />
El error fundamental de Lenin es muy sugestivo. Lenin esperaba que la revolución<br />
comunista se extendiera rápidamente a otros países. Sus esperanzas fueron<br />
defraudadas. Y, sin embargo, en el fondo, no se equivocaba: la verdadera Revolución<br />
incendiará el mundo. Una verdadera Revolución habría incendiado el mundo Sólo que,<br />
voilà, su revolución no era la verdadera. Y esto él no lo vio. Es ahí donde se equivocó.<br />
Cegado por su doctrina estatista, fascinado por la victoria, le era imposible concebir que<br />
ésta era una revolución marrada, extraviada; que permanecería estéril; que no podía<br />
incendiar nada porque ella misma había dejado de arder; que perdería esa potencia<br />
comunicativa propia de las grandes causas, porque ella misma había dejado de ser una<br />
gran causa. ¿Podía prever, en su enceguecimiento, que esta revolución iba a detenerse,<br />
retroceder, degenerar y engendrar en otros países una reacción victoriosa después de<br />
algunas sacudidas sin consecuencias? ¡Ciertamente que no! Y cometió otro error al<br />
creer que la suerte ulterior de la Revolución rusa dependía de su extensión a otros<br />
países. <strong>La</strong> verdad es exactamente lo contrario: la extensión revolucionaria a otros<br />
países dependía de los resultados de la Revolución rusa. Como éstos eran inciertos, los<br />
pueblos extranjeros dudaban, esperaban detalles, inquirían, pero los informes y<br />
esclarecimientos se tornaban cada vez más imprecisos y contradictorios. <strong>La</strong>s<br />
informaciones, las delegaciones mismas no permitían sacar nada en limpio; se<br />
acumulaban los testimonios negativos, las masas europeas contemporizaban, no se<br />
atrevían, desconfiaban o se desinteresaban. Al ser dudosa la causa, les faltaba el<br />
impulso necesario. Pronto vinieron los desacuerdos y las escisiones. Todo esto hizo<br />
perfectamente el juego de la reacción, que se preparó, organizó y pasó a la acción.<br />
Los sucesores de Lenin debieron rendirse ante la evidencia. Sin haber percibido<br />
quizá la verdadera causa, comprendieron intuitivamente que no había tendencia a una<br />
abundancia; Igualdad económica, mañana o El socialismo de la abundancia; Escasez y abundancia, Ensayo<br />
de critica actual de la economía política, Economía distributiva de la abundancia, Liberación de la mano de<br />
obra por la máquina; De la escasez por la abundancia, del cambio por la distribución. Todas obras editadas en<br />
Francia. (N. del trad.)<br />
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