La Revolucion Desconocida _Volin - fondation Besnard
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Pasemos a otras realizaciones.<br />
<strong>La</strong> burocracia. <strong>La</strong> nueva burguesía. El ejército. <strong>La</strong> policía:<br />
Sabemos ya que el Estado bolchevique logró hacer narrar y desarrollar con<br />
vertiginosa rapidez una burocracia formidable, incomparable, que por sí sola forma<br />
actualmente una casta privilegiada, aristocrática, de unos dos millones de individuos.<br />
Ha logrado, por otra parte, dividir a la población del Estado socialista en varias<br />
categorías –por lo menos veinte- de asalariados. Se ha llegado a una desigualdad de las<br />
condiciones sociales jamás alcanzada por los Estados de capitalismo privado. <strong>La</strong>s<br />
categorías más bajas perciben de 100 a 150 rublos mensuales y las más altas 3.000 y<br />
más (cifras relativas a los años 1936-1938).<br />
Existe una burguesía de Estado, que vive píngüemente, disponiendo de suntuosas<br />
viviendas, automóviles, criados, etc.<br />
El Estado bolchevique ha sabido militarizar los propios cuadros del partido<br />
dirigente formando, sobre todo con la juventud bolchevique, cuerpos de ejército<br />
especiales, especie de gendarmería o guardia móvil, con cuya ayuda el gobierno<br />
bolchevique aplastó la conmoción revolucionaria de Ucrania en 1921 y, cuando es<br />
preciso, ahoga en sangre las huelgas, las manifestaciones y las revueltas que se<br />
producen de tiempo en tiempo en el país, sin que la prensa bolchevique, naturalmente,<br />
diga palabra.<br />
Maniatada, castrada, burocratizada, aburguesada, embridada, desfigurada y<br />
petrificada como lo fue la Revolución rusa, era impotente, lo hemos dicho, para<br />
imponerse por sí misma al mundo. Los bolcheviques acabaron por advertirlo, y<br />
comprendieron también que, en tales condiciones, pronto o tarde, casi fatalmente,<br />
deberían defender su sistema, no sólo contra el enemigo interior, sino contra el mundo<br />
entero, y que habrían de hacerlo con los mismos métodos que les sirvieron para<br />
imponerse al país: la violencia armada. Y desde entonces se aplicaron incansablemente<br />
a forjar el instrumento indispensable para tal método: un poderoso ejército moderno.<br />
Su producción minera y su industria pesada fueron consagradas particularmente a<br />
ello, lo que les resultó en cierta medida. Y acabaron por crear un ejército regular, sobre<br />
el modelo de todos los ejércitos del mundo: mecánicamente disciplinado, ciegamente<br />
adicto al Poder, con abundancia de grados y condecoraciones, bien alimentado y<br />
equipado y provisto de material modernísimo. Con el tiempo, este ejército constituyó<br />
una fuerza imponente.<br />
El bolchevismo ha sabido hacerse, además, de una policía poderosa, en buena<br />
parte secreta, tal vez la mejor del mundo en cuanto a eficacia en el cumplimiento de<br />
sus fines específicos, toda vez que ha logrado mantener en la obediencia a tan vasta<br />
población, mísera, subyugada y explotada. Ha conseguido elevar la delación a virtud<br />
cívica. Todo miembro del Partido Comunista, aun todo ciudadano leal, ha de ayudar a la<br />
G.P.U. como espía y delator honorario.<br />
En suma, el gobierno bolchevique ha logrado reducir a completa esclavitud a 160<br />
millones de individuos, con el propósito de conducirlos algún día –por tal medio<br />
infalible, parece- a la libertad, la prosperidad, el verdadero comunismo. En la espera,<br />
con su administración enteramente burocratizada, su economía totalmente estatalizada,<br />
su ejército profesional y su policía omnipotente, no ha creado sino un Estado<br />
burocrático, militar y policiaco por excelencia, modelo de Estado totalitario, mecanismo<br />
dominador y explotador incomparable: un verdadero Estado capitalista.<br />
Todas esas hazañas y realizaciones son innegables. ¿Qué decir de las demás?<br />
Otras «realizaciones»:<br />
Establezcamos ante todo y de modo categórico, que las tres mayores tareas del<br />
estado capitalista. <strong>La</strong> famosa industrialización del país, los célebres planes<br />
quinquenales y la formidable colectivización de la agricultura, han terminado en fiasco<br />
completo, según confesión del gobierno mismo, confesión forzada, indirecta, pero<br />
suficientemente clara.<br />
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